Domingo de Ramos: la alegría en todas sus formas | Custodia Terrae Sanctae

Domingo de Ramos: la alegría en todas sus formas

La fiesta de los ramos comenzó esta mañana en Jerusalén, en la Basílica de la Resurrección. Como cada año, la bendición de las palmas en el Santo Sepulcro precedió a la misa celebrada ante la Tumba. Los dos momentos fuertes de esta celebración son la procesión en torno al edículo del Santo Sepulcro, y la lectura del pasaje evangélico de la Pasión, durante la misa.

La procesión siempre es impresionante por su dimensión, su ritmo, la alternancia de momentos de silencio y de estruendo cuando los cánticos de la Iglesia latina se mezclan con los de los coptos y siríacos, aunque estos últimos se encuentran en otro momento de la Cuaresma (este año celebrarán el Domingo de Ramos el próximo domingo). Los yuuuu yuuuu de los coptos, esa expresión de alborozo típicamente árabe, de vez en cuando desconcentran a los peregrinos occidentales. Los fieles latinos se contienen más a la hora de expresar su alegría pero no por eso ésta es menor pues es palpable durante la procesión.

En el momento de la misa, la lectura de la Pasión, acompañada siempre de las letanías de nuestros hermanos coptos, es de lo más solemne pero no es triste, al contrario, ¿cómo podría serlo cuando se escucha cómo se proclama delante de la Tumba vacía, señal de la Resurrección de Cristo?

Para los millares de peregrinos que se han reunido en Betfagé, lugar de donde salía la procesión de los ramos y que les llevará desde el Monte de los Olivos hasta los jardines de la Basílica de Santa Ana, la alegría se expresa mediante los cantos, la música, las danzas. Para algunos la alegría ha sido sobre todo interior, máxime ante el paisaje siempre emocionante de Jerusalén vista desde el Monte de los Olivos. La policía no ha hecho público un cálculo estimativo del número de fieles. En algunos medios se lee “algunos centenares”, pero ciertamente eran millares. Y habría podido ser más numeroso si todas las parroquias de los territorios palestinos hubieran obtenido el permiso que solicitaron.

El espléndido tiempo con que comenzó se fue poco a poco nublando pero, sólo en el momento de la bendición del Patriarca Su Beatitud Mons. Fouad Twal, han caído algunas gotas de lluvia invitando a los fieles a disgregarse. Por suerte el sol salió al poco tiempo con todo su esplendor para alegría de los habitantes del barrio cristiano de Jerusalén, que pudieron así asistir a la gran marcha de los scouts.

El Domingo de Ramos ha terminado, todos y cada uno de los presentes vuelven a casa y entran en el silencio de la Semana Santa.

Mab