Domingo de Ramos 2008: “¿A dónde podría ir Jesús?” | Custodia Terrae Sanctae

Domingo de Ramos 2008: “¿A dónde podría ir Jesús?”

Domingo de Ramos, 16 de marzo: En el largo cortejo de peregrinos que han bajado desde el Monte de los Olivos en esta tarde soleada del Domingo de Ramos, habían algunos que llevaban una pancarta que decía: “¿A dónde podría ir Jesús?”. ¿Es esto un mensaje político? ¿Es sólo un mensaje político?.

“¿A dónde podría ir Jesús?” ¿Este mensaje llega a nuestro corazón, tan lleno de cosas? Por la mañana en la Misa del Santo Sepulcro, en el altar de la Magdalena, la lectura de la Pasión se interrumpía con algún: “No se oye con los otros que cantan, ¿por qué no utilizan micrófonos?”.

“¿A dónde podría ir Jesús?”. ¿Acaso Jesús está realmente más presente en la Misa de Ramos de los Latinos que en las celebraciones de los Griegos, los Armenios, de los Ortodoxos que celebran hoy el primer domingo de Cuaresma? “¡Ay, qué bonita es la procesión de los ramos en torno a la Tumba. El rumor de las palmas agitadas, los cantos, la música del órgano!”; y a los pies de la Cruz, ¿cuántos quedaron de todos los que le aclamaban cuando entraba en la ciudad? “¿A dónde podría ir Jesús?”. Otra vez más, la Iglesia de Jerusalén entra en la Semana Santa sin que haya paz en este País. Otra vez más la fiesta del Domingo de Ramos trae con ella una tregua, al menos en Jerusalén. Una muchedumbre verdaderamente numerosa de cristianos ha venido de los cinco continentes, pero también de las Parroquias de Jaffa, Nazaret-Mujaidel, Jerusalén Oeste y otros sitios, y han podido entrar en Jerusalén, con los ramos de palma en las manos, aclamando a Jesús, hijo de David.

En la bendición final, en Santa Ana, Su Beatitud el Patriarca Michel Sabbah ha pedido por la paz en Tierra Santa y por la fe de todos los cristianos, antes que el grupo ecuménico Al-Raja’, la esperanza, invitase a bailar y a divertirse a todos los que quisieron prolongar la fiesta.

Lo que es seguro es que hoy Jesús quería estar en el corazón de los cristianos que le han aclamado, y muchos lo han acogido con alegría. También es seguro que, como ocurre con todas las cosas bellas, lo mejor está aún por vivir. La Semana Santa no ha hecho más que comenzar.

MAB