Desde el Braccio di Carlomagno, en el Vaticano, el padre Grianfranco Pinto Ostuni, fraile al servicio de la Custodia de Tierra Santa en Roma, ha participado junto a la multitud de fieles en la Beatificación de Juan Pablo II. Estas son la crónicas y las fotos que nos ha enviado desde Roma.
Ciudad del Vaticano.- “¡Dichosos aquellos que no han visto y han creído!” dice Jesús al incrédulo Tomás en el evangelio de este segundo domingo dedicado a la Divina Misericordia.
“Dichoso tú, querido Juan Pablo II, porque has creído. Te pedimos que sigas apoyando desde el cielo la fe del Pueblo de Dios y nos bendigas como siempre hiciste en esta plaza”. Con esta frase termina la homilía pronunciada por Benedicto XVI en la misa de beatificación de Karol Wojtila, el Papa Juan Pablo II, el Papa “venido desde lejos”.
La bienaventuranza de la fe es la característica principal del pontificado de Juan Pablo II, guía de la Iglesia durante casi 27 años, uno de los pontificados más largos de la historia de la Iglesia.
En la homilía, el Papa ha añadido en lengua polaca: “Con su testimonio de fe, de amor y valentía apostólica, unido a una gran calidad humana, este hijo ejemplar de la nación polaca ha ayudado a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del evangelio. En una palabra, nos ha ayudado a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad”. Ha seguido diciendo: “Nos ha devuelto la fuerza de creer en Cristo, porque Cristo es el Redemptor hominis, el Redentor del hombre”.
Una muchedumbre inmensa ha seguido la celebración que ha terminado a las 12:47 h. Inmediatamente después del rezo del Regina Coeli, el Santo Padre, los cardenales, las autoridades presentes y todos los fieles han dado comienzo a la veneración de los restos mortales del Beato Juan Pablo II, que ahora ya son reliquias.
La procesión de fieles continuará durante toda la noche hasta la celebración de la misa de acción de gracias del 2 de mayo.
fray Gianfranco Pinto Ostuni, ofm
Ciudad del Vaticano.- “¡Dichosos aquellos que no han visto y han creído!” dice Jesús al incrédulo Tomás en el evangelio de este segundo domingo dedicado a la Divina Misericordia.
“Dichoso tú, querido Juan Pablo II, porque has creído. Te pedimos que sigas apoyando desde el cielo la fe del Pueblo de Dios y nos bendigas como siempre hiciste en esta plaza”. Con esta frase termina la homilía pronunciada por Benedicto XVI en la misa de beatificación de Karol Wojtila, el Papa Juan Pablo II, el Papa “venido desde lejos”.
La bienaventuranza de la fe es la característica principal del pontificado de Juan Pablo II, guía de la Iglesia durante casi 27 años, uno de los pontificados más largos de la historia de la Iglesia.
En la homilía, el Papa ha añadido en lengua polaca: “Con su testimonio de fe, de amor y valentía apostólica, unido a una gran calidad humana, este hijo ejemplar de la nación polaca ha ayudado a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del evangelio. En una palabra, nos ha ayudado a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad”. Ha seguido diciendo: “Nos ha devuelto la fuerza de creer en Cristo, porque Cristo es el Redemptor hominis, el Redentor del hombre”.
Una muchedumbre inmensa ha seguido la celebración que ha terminado a las 12:47 h. Inmediatamente después del rezo del Regina Coeli, el Santo Padre, los cardenales, las autoridades presentes y todos los fieles han dado comienzo a la veneración de los restos mortales del Beato Juan Pablo II, que ahora ya son reliquias.
La procesión de fieles continuará durante toda la noche hasta la celebración de la misa de acción de gracias del 2 de mayo.
fray Gianfranco Pinto Ostuni, ofm