Desde el Seminario de San Salvador: gracias por un año nuevo | Custodia Terrae Sanctae

Desde el Seminario de San Salvador: gracias por un año nuevo

El último día del año es siempre ocasión de hacer balance: pensar en todo lo que los doce meses pasados nos han regalado, objetivos y metas cumplidas, proyectos realizados, análisis crítico de todo lo que no se ha llevado a cabo o no ha salido bien, lo que hay que perfeccionar o mejorar… Pero sobre todo, es el mejor momento para dar gracias al Señor que, en su inmensa misericordia, nos ha dado la alegría de vivir por su gracia un año más.

En San Salvador, los clérigos han organizado un acto conclusivo del 2009 en el que han participado también las hermanas de la comunidad que está al servicio del convento. Poco antes de medianoche, en la capilla del seminario se ha celebrado una alegre plegaria que ha permitido a todos alabar a Dios, pedir perdón por las infidelidades y darle gracias por todos sus beneficios. Cantos, salmos y una simple procesión por entre las estancias del seminario, desde la capilla al lugar del nacimiento para terminar en el salón, en donde se ha concluido con el brindis de medianoche para recibir festivamente al año nuevo y el intercambio de felicitaciones.

El salón estaba adornado creando una atmósfera acogedora y familiar: luces pálidas, algunas velas y adornos navideños. Una esquina del salón hacía de sala de estar, como en una casa familiar, y una gran mesa llena de bebidas y dulces ha reunido en torno a ella a todos para la degustación de las especialidades típicas de los países de origen de los clérigos. Una noche internacional que exalta esta característica de nuestra fraternidad y que se manifiesta compartiendo las distintas tradiciones de los distintos países de origen con cantos, películas, poesías y juegos. No han faltado momentos simpáticos, llenos de auto-ironía, en los que se ha reído y bromeado recordando algunos momentos del año vividos por los mismos clérigos y frailes, premiados con la entrega de las simbólicas estatuillas de los Óscar, por nominaciones extravagantes e irónicas.

Estas son ocasiones en las que conocemos mejor al hermano o hermana que tenemos al lado, momentos simples en los que la caridad auténtica se convierte en el fuego que calienta las almas. Un año que termina nos ofrece la oportunidad de renovar los propósitos y las motivaciones, llenos de esperanza por el año nuevo que se nos regala, más rico en experiencias, con nuevos hermanos que caminarán con nosotros por el camino que la divina Providencia abrirá ante cada uno.

¡Desde el Seminario de San Salvador, os deseamos un nuevo año, 2010, lleno de sorpresas y bendiciones!