De las Marcas a Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

De las Marcas a Tierra Santa

Jerusalén, 25 de febrero de 2015
El franciscano Armando Pierucci ha dejado una profunda huella en Tierra Santa, y se ha visto en el calor con que el público le ha saludado al final de su concierto en la iglesia de San Salvador el martes 24 de febrero.
Organista en el Santo Sepulcro, fundador del Instituto Magníficat -la escuela de música de la Custodia de Tierra Santa-, célebre intérprete y compositor, el padre Armando ha vuelto a Jerusalén y Belén para mostrarse en concierto.
Las dos citas musicales, un auténtico evento, llevaban por título «De las Marcas a Tierra Santa», una expresión que resume bien el recorrido artístico y espiritual del padre Armando, originario de las Marcas y residente en Jerusalén desde hace más de 25 años.
Le acompañaba en este viaje de regreso el Coro Gaspare Spontini de Moie di Maiolati (AN), el Magnificat Choir de Jerusalén y dos músicos de excepción: el barítono Gabriele Ruggero y el trompista Marco Lorenzetti.
Condecoración de estilo barroco italiano, la iglesia de San Salvador ha sido el lugar ideal para acoger el concierto: la interpretación de las composiciones de Gaspare Spontini, Lino Liviabella, César Franck y Armando Pierucci ha hecho vibrar de emoción al público sentado en la majestuosa nave central.
Tras un preludio instrumental interpretado con el imponente órgano Rieger, el padre Armando, junto al coro dirigido por el maestro Hani Kreitem, ha interpretado Getsemaní. Compuesto por el padre Armando, esta obra está inspirada en el relato de la noche en la que Jesús, después de haber cenado por última vez con sus apóstoles, se retira en oración al pequeño huerto de los olivos de Getsemaní. Se trata de una composición solemne que evoca con intensa simplicidad el momento en el que Jesús aceptó la pasión.
Otra obra del padre Armando, caracterizada por una fuerte potencia expresiva, ha sido la Bendición de San Francisco, cantada por el coro junto al barítono Giampiero Ruggero bajo la dirección del maestro Michele Quagliarello.
El texto de la bendición que el santo de Asís dio a su compañero, el Hermano León, dice: «El Señor te bendiga y te proteja». Sobre esta frase el padre Armando ha construido una arquitectura musical sostenida por el órgano y embellecida por la brillante trompa de Marco Lorenzetti y la voz bruñida de Giampiero Ruggero. La potente voz de Ruggero, que se ha escuchado ya en los teatros de Viena, Tokio y Berlín, ha resonado una vez más en el Panis Angelicus de César Franck.
El maestro Michele Quagliarello, fundador y director del Coro Gaspare Spontini, ha dirigido los coros con energía y pasión. Bajo su dirección, los cantantes han conseguido transmitir al público una amplia gama de emociones. El otro director de la tarde, el maestro Hani Kreteim, ha sabido valorizar las distintas voces del coro, creando con sus gestos elegantes conjuntos sonoros de austera belleza.
La última pieza del programa, respondida con una clamoroso aplauso, ha sido Madre de Misericordia, compuesta por el padre Armando en honor de la Patrona de la parroquia de Moie, su pueblo natal.
Al terminar el concierto el público se ha puesto en pie para rendir homenaje al padre Armando. Exalumnos, profesores, colegas, religiosos de todas las confesiones y amantes de la música han aplaudido largamente al fraile de las Marcas, venido a Tierra Santa para servir a la Iglesia con la música.
Al día siguiente, miércoles 25 de febrero, el mismo concierto se ha celebrado en la iglesia de Santa Catalina de Belén. Esta vez, el público que escuchaba el órgano y los coros estaba compuesto por peregrinos procedentes de Asia. La música y la oración no conocen barreras.

R.C.