De Gaza a Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

De Gaza a Jerusalén

No es fácil, para quienes viven en Gaza, obtener un permiso para entrar en Israel. Para los cristianos de la Franja, tan cercana a los Santos Lugares, poderlos tocar se convierte a menudo en un sueño, sumando la frustración a la dificultad diaria de vivir una pequeña franja de tierra en la que se debe lidiar cada día con la falta de agua y de electricidad que condiciona la vida cotidiana, con la dificultad de encontrar un trabajo —la tasa de paro supera el 40% — y con el hecho de ser, para los cristianos, una pequeñísima minoría: menos del 1% sobre el total de la población que llega a superar el millón 700 mil personas.

En Jerusalén nos hemos encontrado con uno de ellos. George, joven padre de familia, ha podido llegar a la Ciudad Santa después de muchos años de prohibición absoluta —entra en la franja de edad a la que Israel excluye de poder conceder un permiso— gracias a la mediación del patriarcado copto. El hermano de su esposa, cristiano copto, ha pedido que su hijo pueda ser bautizado e la Ciudad Santa y, por tanto, para esta ocasión, a George y a su familia se le ha concedido la posibilidad de venir aquí durante las vacaciones de Pascua:

“En efecto es la primera vez que puedo venir aquí y participar en la fiesta en Jerusalén… estoy muy feliz… me he sentido verdaderamente un cristiano, aquí, en medio de todas estas personas, en medio de estas celebraciones. Estoy realmente feliz, verdaderamente feliz… es la primera vez, también con mi hija… Estoy de verdad feliz. Les contaremos a todos este día… quiero decir, he estado cerca del Santo Sepulcro. Y ciertamente llevaré toda esta experiencia a Gaza, la contaremos a todos y rezaremos también para que otros puedan venir a experimentar todo esto, espero…”

Con él hemos hablado también de la vida en la Franja, donde unos días antes de Pascua la situación de enfrentamientos con Israel se recrudeció, con la muerte de un niño palestino de solo 12 años.

“El peligro está siempre cuando se llega al combate… un combate real entre israelíes y palestinos… es verdad, nos sentimos en peligro, pero… no está todo en nuestras manos. Quiero decir, nosotros rezamos por la paz en nuestro país, rezamos para que este conflicto acabe pronto”.

Un testimonio con el que convive la esperanza de poder ser escuchado, la urgencia de conocer el deseo de los cristianos de Gaza:

“Las personas tenemos que saber que somos seres humanos… que deseamos participar en nuestras celebraciones cristianas… no somos un peligro para la seguridad y la prueba es que yo estoy aquí… y no soy una amenaza para nadie… esto es un Lugar Santo, y cuando se trata de celebrar las fiestas, la Pascua de manera especial… nosotros deberíamos estar aquí, no en Gaza”.


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