Conciertos de órgano en San Salvador | Custodia Terrae Sanctae

Conciertos de órgano en San Salvador

Todos los jueves, desde el 30 de septiembre hasta el 28 de octubre de 2010, tiene lugar en la iglesia del convento de San Salvador de Jerusalén, a las 19 horas, la cita anual de los “Conciertos de órgano”, organizada por el Instituto Musical “Magnificat” de la Custodia de Tierra Santa. La principal característica de esta cita es la unir, en una misma edición, grandes concertistas de fama internacional con jóvenes músicos en los comienzos de su carrera pero que ya han disfrutado de éxitos y reconocimiento en los conciertos y concursos de Europa e Israel.

Éste es el caso de Alberto Barbetta, de 23 años, diplomado con laurea el año pasado en el consevatorio “A. Pedrollo” de Vicenza y que, en el año 2009, obtuvo el “Prix du President” en el concurso internacional de órgano de Saint-Pierre-lès-Nemours, en Francia. El joven Barbetta fue el encargado de interpretar el concierto de inauguración, el 30 de septiembre, que hizo con música de J. S. Bach, para después efectuar un salto a la música moderna y contemporánea con composiciones, no menos complicadas, de Bossi, Duruflé y Vierne.

El concierto del 7 octubre tuvo como protagonista al ruso Alexei Shmitov. Entre él y Barbetta hay exactamente 30 años de diferencia y de carrera. El nombre de Shmitov nos recuerda las armonías y timbres de la gran escuela rusa surgida en torno al conservatorio de Moscú. También Shmitov comenzó el concierto con un homenaje a Bach, para después afrontar el panorama moderno y contemporáneo con obras de Franck y Widor. Como además es compositor, el público tuvo la interesante oportunidad de escuchar la “Ciaccona Pasquale” (Chacona pascual) y el “Piccolo preludio con fughetta lirica”, compuesto e interpretado por el mismo autor. El jueves 14 de octubre el programa ofreció otra preciosa perla de su colección: el alemán (perdón, prusiano, como gusta de presumir) profesor Oskar Gottlieb Blarr de Düsseldorf, en donde ha sido maestro de capilla (Kirchenmusiker) de la Neanderkirche, desde 1961 hasta 1999.

Treinta y ocho años de servicio público a la música explican, mejor que cualquier otra información, la autoridad de que goza el maestro Blarr, especialmente en Alemania, país en el que el organista principal de una iglesia es, seguramente, más famoso y querido que el alcalde de la ciudad. Además de músico y profesor, Oskar Blarr es también compositor. De él señalamos sólo el oratorio sacro “Jesus-Passion”, síntesis compositiva de tradiciones musicales occidentales y hebreas. El programa que Blarr presntó en la iglesia de San Salvador quedará en el recuerdo como una antología de historia de la música para órgano: dieciseis piezas desde el s. XII hasta hoy, entre los que figura un curiosísimo e interesantísimo “Holy Tango”, composición suya. El joven treintañero Alexander Kellarev no tendrá que coger el avión para dar a conocer al público su virtuosismo al órgano en este certamen el jueves 21 de octubre. De hecho, procede de Haifa, ciudad en la que ha crecido musicalmente y donde ha participado en distintos conciertos, en el Hecht Auditorium. Pero el camino a Jerusalén lo conoce bien pues, para perfeccionarse, se acerca regularmente desde 2009 hasta el Instituto Musical “Magnificat”, bajo la guía del maestro Armando Pierucci, director de la escuela y organista del Santo Sepulcro, que era ya profesor de órgano en el conservatorio de Pesaro, ciudad natal de Gioacchino Rossino (algunos de sus ex-alumnos hoy en día son profesores en los conservatorios italianos). El programa será todo “a base de Bach”, incluida una Toccata y fuga en re menor, que, sin embargo, no es aquella celebérrima tan usada como banda sonora en películas y publicidad (la cual – siendo francos-, nos cansa ya un poco). Será la menos conocida BWV 538 “Dorica”. Sólo por esta elección, Kellarev merece un aplauso. El concierto de clausura, el jueves 28 de octubre, correrá a cargo de Roman Krasnovsky, también él de casa, de Israel (es profesor de piano en el conservatorio de Carmiel) desde que, en 1990 emigró de Ucrania, donde nació en 1955. Comenzó sus estudios de órgano cuando su carrera como pianista y clavicembalista era ya exitosa. Por decisión personal, Krasnovsky ha decido concentrar sus esfuerzos en la interpretación más que en la composición hasta que, impactado por el asesinato de Rabin, en 1995, quiso dedicar al estadista una lamentación para órgano (“Mourning Izhak Rabin”), a la que siguieron después otras composiciones, de las que disfrutaremos con alguna pieza, además de música de Reubke y J.S. Bach, que no puede faltar.

Citamos por último al más importante de los protagonistas, es decir, el nuevo órgano Rieger de la iglesia de San Salvador, inaugurado en abril de 2008.

FRC