"Como María, estamos en los planes de Dios" | Custodia Terrae Sanctae

"Como María, estamos en los planes de Dios"

Desde los primeros siglos de la Iglesia, los cristianos celebran la Asunción de María, una tradición apócrifa que llegó de Oriente y fue proclamada como dogma por Pío XII en 1950; esta fiesta recuerda la elevación del cuerpo de la Virgen y se celebra en Tierra Santa a los pies del monte de los Olivos.

La solemnidad comenzó con una vigilia de oración, el día 14 por la tarde, en el jardín que se encuentra ante la tumba de la Virgen. La vida de la Virgen María ha sido recorrida por las lecturas, que han dado paso a una profunda meditación. Con velas en las manos, los fieles han hecho resonar el Avemaría por Jerusalén Este, que sufre tanto. La Virgen ha sido llevada después en procesión hasta el corazón de la basílica de las Naciones y allí incensada. Ha sido un momento fuerte para los numerosos fieles, como para este joven peregrino francés que ha exclamado: «¡Recordaré toda mi vida esta procesión. No me he sentido nunca tan en comunión con los cristianos de Oriente! ¡El avemaría en árabe me ha emocionado!».

El 15 de agosto, el custodio de Tierra Santa ha presidido la eucaristía en la basílica de Getsemaní. La misa, celebrada en árabe y en latín, ha tenido un recuerdo especial a las poblaciones perseguidas de Oriente Medio. Fray Firás Hiyazim, sacerdote de la parroquia latina de Jerusalén, ha pronunciado la homilía, invitando a la asamblea a poner la propia mirada en dos elementos; en primer lugar, en el misterio de la asunción del cuerpo de María, un misterio que muchos han intentado explicar. El padre Firás ha dicho: «¿Por qué maravillarse? No se trata de saber cómo ha podido suceder sino quién ha realizado tal milagro y por qué». Hablando de la pureza de María y de la lucha constante entre la luz y las tinieblas que dividen nuestras almas, ha subrayado que María ha alcanzado la gloria por el mismo camino que nos ha abierto a todos nosotros. Sí, María prefigura nuestro destino. El Verbó tomó carne en su cuerpo y, desde entonces, está impregnada de la Vida y de la Luz de Dios. «María ha sabido cumplir el destino que el Señor había pensado para Ella», así, a ejemplo de María, «también nosotros aceptamos estar en los planes de Dios y osamos decír “Sí”, aunque no entendamos los planes de Dios o nos parezcan demasiados grandes», ha concluido el padre Firás.

En la gruta llamada «de la traición», todos han sido invitados a volverse a reunir para la celebración de la vísperas. En época de Jesús, el paisaje del monte de los Olivos presentaba numerosas grutas naturales similares a esta. Los fieles, al canto de los Salmos, ha podido imaginar a Jesús que, rodeado de sus discípulos, esperaba la hora de su arresto por manos de Judas (Jn 18,2). Los fieles, unidos, han invocado a la Reina de Tierra Santa: «Te suplicamos que dirijas tu mirada a tu Tierra […]. Disipa las tinieblas del error, para que resplandezca el sol de la Justicia y que se cumpla la promesa de tu hijo: formar un único rebaño conducido por un único pastor».

La solemnidad ha concluido con una procesión a la cripta de la Asunción. En esta iglesia, erigida sobre la tumba que recibió el cuerpo de la Virgen Bienaventurada, los fieles, el avemaría de Lourdes, han podido besar la piedra de la tumba, un momento esperado por los fieles que pueden solo ver cumplido una vez al año, en esta ocasión. De hecho, el relicario de la asunción gloriosa de María se conserva hoy por las Iglesias greco-ortodoxa y armenia, y se rige por el Statu Quo.
La Custodia de Tierra Santa da las gracias a todos los fieles por haber participado en las distintas ceremonias. Un especial agradecimiento para la comunidad de Getsemaní y a su superior, fray Benito José Choque, por su caluroso hospitalidad. A todos, una feliz fiesta del 15 de agosto: «Assumpta est Maria in caelum, gaudent angeli, laudantes benedicunt Dominum!».

E.R