Comienzan las fiestas de San José en Nazaret | Custodia Terrae Sanctae

Comienzan las fiestas de San José en Nazaret

Nazaret, 18 de marzo de 2011

Son las 19:00 horas y en la pequeña iglesia de San José, en Nazaret, la gente está reunida para recitar la oración de las vísperas que darán comienzo a las fiestas en honor del santo Patrono de la Iglesia y Custodio del Redentor, el esposo de María y el padre de Jesús. Hace poco que ha terminado en la Basílica de la Anunciación el Vía Crucis que ha precedido a la eucaristía, una cita obligada en Cuaresma.

Es destacable la participación de numerosos niños y jóvenes de esta comunidad parroquial, tanto en la celebración que acaba de terminar como en este momento de oración. Entre los bancos, algunos niños pequeños meten su cabeza entre los reclinatorios y miran atónitos con los ojos como platos.
Los jóvenes del grupo de animación litúrgica de la Basílica y parte de la coral parroquial animan la oración con sus cantos.
Estas vísperas tienen una importancia particular porque suponen el inicio, especialmente para la Iglesia de Jerusalén, de la fiesta litúrgica que comienza mañana con la entrada solemne del Custodio de Tierra Santa y la súplica a san José en nombre de toda la Iglesia y que terminará la semana próxima con la celebración solemne de la fiesta de la Anunciación, con la presencia del Patriarca.

"El esposo se encuentra con la esposa, María", y este encuentro se vive mediante una liturgia particular que quiere dar vida de nuevo a lo que ocurrió justo aquí, donde todo comenzó.
Las vísperas se inician con la exposición del Santísimo y, después, el canto del himno de san José hace de antífona a las distintas preces leídas en árabe, italiano, inglés y francés. Una vez concluídas las vísperas, el Santísimo se lleva en procesión hasta la Comunidad "Chemin Neuf", en la nueva casa "Centro María de Nazaret", para su adoración nocturna.
La procesión transcurre entre las estrechas y tortuosas callejuelas y sube después la escalinata de la nueva casa hasta llegar a la capilla, hermosa, que se encuentra justo en el parte más alta, desde donde se puede disfrutar de una bellísima vista sobre Nazaret y la Basílica de la Anunciación. Los fieles permanecen en adoración y luego, lentamente, algunos de ellos van abandonando la capilla en silencio para dejar al resto que pasará toda la noche, hasta bien llegado el nuevo día, velando delante de Jesús Sacramentado.
La noche acompaña la meditación del misterio de este gran santo, un hombre justo que no dejó de ser un simple carpintero del que sabemos bastante poco, pero lo suficiente para que su vida nos interpele con su "Sí" a la paternidad de un hijo concebido de una forma extraordinaria. La fe lo sostuvo mientras protegía, cuidaba y educaba humanamente al Verbo encarnado. ¿Qué gran amor paterno experimentaría Jesús por parte de José que, una vez ya adulto, nos enseñó a llamar a Dios como Él lo hacía: "abbah" (papá), poniendo en ese nombre toda esa relación de amor que nos ha enseñado?

Pensamientos humanos que acarician el alma en esta tarde casi primaveral aquí, en Nazaret. Una tarde que espera impaciente la llegada de la fiesta de mañana.


Fotos y texto de Marco Gavasso