Mientras la comunidad franciscana celebraba solemnemente el primer domingo de Cuaresma en el Santo Sepulcro con el Patriarca, el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, se unía a la ilustre asamblea de los siríacos católicos para celebrar junto a ellos, en la iglesia de Santo Tomás, el comienzo de las celebraciones por las bodas de plata de su construcción.
En sus palabras de bienvenida, Monseñor Grégoire Pierre Melki, exarca patriarcal de la comunidad siríaca de Tierra Santa, ha manifestado su deseo de que la celebración de este jubileo que comenzó con la festividad de san Efrén, doctor de la Iglesia, y que se extenderá hasta el próximo mes de julio, sea para su Iglesia ocasión para renovarse.
La celebración ha estado presidida por el Nuncio apostólico, que ha concelebrado la Eucaristía pronunciando las palabras de la consagración en arameo, según el rito y costumbre de esta Iglesia oriental.
Numerosos superiores de comunidades religiosas y representantes cristianos de la vida civil palestina se han unido a la oración con este motivo.
La comunidad siríaca de Tierra Santa, presente sobre todo en Jerusalén y Belén, está compuesta por unos cuantos cientos de familias de fieles que han celebrado, según la tradición de su Iglesia, en arameo -la lengua más cercana a la que hablaba Jesús- y en árabe.
La Custodia, que cuenta con algunos frailes de rito siríaco, se une a la oración y a la alegría de la comunidad siríaca de Tierra Santa y de todo el Oriente Medio, especialmente a la de Iraq, que desde hace algún tiempo está siendo sometida a duras pruebas.
Mab
En sus palabras de bienvenida, Monseñor Grégoire Pierre Melki, exarca patriarcal de la comunidad siríaca de Tierra Santa, ha manifestado su deseo de que la celebración de este jubileo que comenzó con la festividad de san Efrén, doctor de la Iglesia, y que se extenderá hasta el próximo mes de julio, sea para su Iglesia ocasión para renovarse.
La celebración ha estado presidida por el Nuncio apostólico, que ha concelebrado la Eucaristía pronunciando las palabras de la consagración en arameo, según el rito y costumbre de esta Iglesia oriental.
Numerosos superiores de comunidades religiosas y representantes cristianos de la vida civil palestina se han unido a la oración con este motivo.
La comunidad siríaca de Tierra Santa, presente sobre todo en Jerusalén y Belén, está compuesta por unos cuantos cientos de familias de fieles que han celebrado, según la tradición de su Iglesia, en arameo -la lengua más cercana a la que hablaba Jesús- y en árabe.
La Custodia, que cuenta con algunos frailes de rito siríaco, se une a la oración y a la alegría de la comunidad siríaca de Tierra Santa y de todo el Oriente Medio, especialmente a la de Iraq, que desde hace algún tiempo está siendo sometida a duras pruebas.
Mab