El domingo 5 de octubre, en el convento de San Salvador en Jerusalén, cinco frailes emitieron la profesión solemne en la Orden de los Frailes Menores, prometiendo vivir para siempre en obediencia, sin nada propio y en castidad, según la Regla de san Francisco de Asís.
La celebración fue presidida por el Custodio de Tierra Santa, frey Francesco Ielpo, en presencia de numerosos hermanos, familiares, amigos y fieles.
Durante la homilía, frey Ielpo entregó a los cinco profesos tres palabras clave tomadas de la liturgia del día: fe, servicio y reavivar.
"La promesa que hacéis hoy", dijo el Custodio, "es humanamente imposible si no hay fe. Por eso os invito cada día a orar: Señor, aumenta nuestra fe. Solo quien confía plenamente en Dios puede vivir la consagración con alegría y libertad."
Luego añadió: "El discípulo no sirve para obtener algo, sino porque ha descubierto la belleza de ser hijo amado. El servicio es el camino que nos hace semejantes a Jesús." Finalmente, invitó a toda la fraternidad a "reavivar el don recibido", a no dejar que la rutina apague el fuego de la vocación.
Los protagonistas de este día de gracia son cinco frailes provenientes de distintos países del mundo, signo de la dimensión universal de la Orden franciscana:
La celebración, animada por el renovado coro de la Schola Cantorum, expresó la belleza de una Iglesia universal y viva, que habla con la voz de muchos pueblos y culturas.
Al final de la Misa, los nuevos profesos recibieron el abrazo fraterno de sus hermanos y el aplauso de la asamblea, signo de la alegría y gratitud por su "sí" definitivo al Señor.
Como recordó frey Francesco Ielpo en sus palabras finales:
"Hoy la Iglesia y nuestra fraternidad reciben un gran don. Que vuestra vida sea signo de fe viva, de servicio humilde y de amor siempre reavivado por Cristo y por los hermanos."