Celebrar la resurrección de Cristo más allá de las diferencias | Custodia Terrae Sanctae

Celebrar la resurrección de Cristo más allá de las diferencias

El rito es inmutable desde hace siglos. Cada año, dos veces al año, las Iglesias cristianas de Jerusalén se visitan mutuamente por turno para felicitarse mutuamente. Este rito tuvo lugar en enero, algunos días después de la Navidad, y en abril, tras las fiestas pascuales. Así, estos días pasados, en las calles de Jerusalén han resonado los golpes de los kawas que conducían a las delegaciones de Patriarcado en Patriarcado.
El primer turno de felicitaciones era para los católicos, que este año han celebrado la Pascua antes que los ortodoxos. Los patriarcas copto y siríaco se acercaron el martes de Pascua al diván de la Custodia para felicitar a los franciscanos. La atmósfera era calurosa, casi familiar, como primos que se visitan durante las fiestas. En Tierra Santa, los cristianos son tan poco numerosos que las diferencias teológicas se atenúan y prevalece la fe en Cristo.
El patriarca copto puso el acento sobre la alegría que deben tener los cristianos. «Estamos reunidos con Cristo para intercambiar entre nosotros la alegría de la resurrección. Cristo ha resucitado y nuestra alegría es plena».
Por su parte, el arzobispo siríaco ha deseado a los frailes menores una hermosa fiesta de Pascua, llamando la atención sobre la trágica situación que los cristianos están viviendo en Oriente Medio: «Debemos hablar de la presencia cristiana aquí, aunque las grandes potencias permanezcan en silencio».
El convento de San Salvador recibió a continuación a la delegación etíope, antes de recibir el día después a los griegos ortodoxos. Para Teófilo, el patriarca griego, «es una gracia podernos felicitar dos veces por la resurrección (por la diversidad de calendarios). Que la luz de Cristo ilumine nuestros corazones y nuestros espíritus para poder continuar con nuestra misión».
La visita de los armenios ha tenido este año un acento particular con motivo del centenario de su genocidio, como ha recordado su patriarca. La comunidad ha querido también recordar a fray Basilio Talatinián, franciscano de origen armenio fallecido recientemente. Para la ocasión, han entonado algunas oraciones con sus voces graves en un silencio conmovedor.
Las distintas visitas de los responsables ortodoxos han permitido al custodio transmitir el mismo mensaje: «Hemos recorrido un gran camino hacia un mejor conocimiento común, pero es necesario fortalecer los vínculos entre las Iglesias para ser más fuertes ante la adversidad. El cristianismo en Oriente Medio está amenazado, pero debemos perseverar en la oración y en la certeza de que nada podrá eliminar el amor de los cristianos por Cristo, ni siquiera la muerte». Para el padre custodio, fray Pierbattista Pizaballa, está claro: los cristianos en Tierra Santa no son extranjeros, sino parte integrante de la historia de esta tierra, y en ella deben permanecer.
Una semana después de la Pascua latina, los ortodoxos han celebrado la resurrección de Cristo, y otra vez los franciscanos han ido a felicitarles.
En ausencia del custodio, fray Dobromir Jasztal -vicario custodial- ha sido el portavoz de los frailes menores. «La tumba vacía es el único testigo que queda de la resurrección. Después de 2000 años, para nosotros es un privilegio custodiar este lugar», ha dicho a la comunidad greco-ortodoxa. Visitando a las comunidades etíope y copta, el número dos de la Custodia ha recordado la importancia de la resurrección para los cristianos, «sin este hecho, nuestra fe es vana».
Durante el intercambio de felicitaciones con los armenios y siríacos, en los conventos de Santiago y San Marcos, ha recordado que los numerosos mártires del genocidio de 1915 contemplan ahora el rostro de Cristo resucitado. «No los vemos solo como aquellos que han sufrido por Cristo, sino más bien como aquellos que han resucitado con Él».
El arzobispo siríaco Mar Severios Malki Murad ha subrayado que, aunque las persecuciones contra los cristianos siempre han existido, se han intensificado en los últimos cuatro años.
El 24 de abril, en Jerusalén, se han celebrado distintas ceremonias para conmemorar los genocidios armenio y siríaco.

Hélène Morlet y Nicolas Kimmel