Celebrada en la basílica de la Resurrección la «Invención de la Cruz» | Custodia Terrae Sanctae

Celebrada en la basílica de la Resurrección la «Invención de la Cruz»

El miércoles 6 de mayo, a la hora de costumbre, ha tenido lugar la precisión cotidiana guiada por los franciscanos. Los peregrinos presentes en la basílica, sin embargo, no han podido ver el ingreso solemne del custodio. De hecho, es él quien preside la procesión del día. Tal solemnidad se debe al hecho de que, en la basílica de la Resurrección, este día no es como los demás; este es el día en el que Jerusalén conmemora la Inventio Sanctae Crucis, la invención o descubrimiento de la cruz.
Según la tradición, la madre del emperador Constantino, santa Elena, descubrió en una cavidad «del jardín de la resurrección» las cruces de tres condenados a este suplicio el Viernes Santo. Cuando la procesión cotidiana, siguiendo su trayecto habitual, llega a la capilla dedicada a santa Elena, el ritual cede el puesto a las vísperas solemnes en el mismo lugar en el que fue encontrada la santa Cruz.
Los franciscanos se vuelven a reunir aquí otra vez a medianoche para celebrar las vigilias en una atmósfera de silencio. También aquí, en la mañana del 7 de mayo, vienen a celebrar la eucaristía. Es la primera misa solemne en el Santo Sepulcro después de las celebraciones pascuales. El lugar es insólito, pero es el lugar histórico y por tanto el que conviene a esta fiesta.
Antes de 1960, la Iglesia celebraba la Santa Cruz dos veces al año; en septiembre, por la «Exaltación de la Cruz», fiesta llamada también «Cruz gloriosa»; y otra vez en mayo, para conmemorar el descubrimiento de la Vera Cruz. Esta segunda fiesta se suprimió porque estaba considerada como una duplicación. En el Santo Sepulcro, por motivos históricos y otros ligados al Statu Quo, la fiesta de la Invención de la Cruz ha permanecido. Es lo que ha celebrado el pequeño grupo de fieles reunidos en torno a los frailes menores
La misa, de una singular belleza, ha estado celebrada por el padre custodio. La capilla de Santa Elena, habitualmente a oscuras, se ha adornado con paramentos rojos y dorados, que combinaban perfectamente con el púrpura de los ornamentos litúrgicos usados para la celebración.
La reliquia de la Santa Cruz, llevada por fray Pierbattista Pizzaballa, se ha depositado sobre el altar durante toda la misa. Los fieles han podido seguir después la estauroteca (relicario de la cruz), detrás de los clérigos, en una procesión solemne en torno al Edículo.
Incensada por dos turiferarios, las reliquias se ha utilizado para bendecir a los fieles en tres ocasiones: en la tumba vacía, en el altar de la Aparición a María Magdalena y después en el lugar del encuentro del Resucitado con María.
La fiesta de la Invención de la Cruz, celebrada durante el tiempo pascual, reviste una solemnidad especial: el madero victorioso del que colgó el cuerpo de Cristo recuerda que es «a través de la cruz como Dios ha establecido su reino».
En el Santo Sepulcro siempre aparecen unido estos dos aspectos: la Pasión y la Resurrección, la cruz y la tumba vacía, para recordar a todos los fieles, a todos los peregrinos, que es aceptando la cruz en nuestras vidas como podremos tener parte en la resurrección de Cristo.