Celebración en honor del Reino de Bélgica | Custodia Terrae Sanctae

Celebración en honor del Reino de Bélgica

El domingo 14 de noviembre, según la tradición, la Custodia de Tierra Santa acogió una santa misa en honor del rey belga Felipe y la reina Matilde, en presencia de su representante en Jerusalén: el cónsul general de Bélgica Wilfried Pfeffer y una pequeña representación diplomática reunida para la ocasión. Al igual que las tres misas en honor de Francia, España e Italia, esta celebración es un símbolo para reafirmar la importancia y el agradecimiento de la Custodia por el apoyo pasado, presente y futuro del Reino.

Presidida por fray Stéphane Milovitch, responsable de la Oficina de Bienes Culturales de la Custodia, la santa misa contó con la participación de religiosos, religiosas y laicos belgas y también francófonos. “En esta celebración rogamos por la casa real, sus familias y rezamos para que puedan atender las necesidades de la población belga” dijo fray Milovitch al presentar la celebración eucarística. 

La homilía fue pronunciada por el padre Frans Bouwen, misionero de África, quien recordó que, a pesar de los dramáticas pronósticos para el porvenir de la humanidad y de nuestro planeta, nuestra actitud debe reflejar nuestra identidad cristiana. “Como discípulos de Jesús, nos dirigimos a la palabra de Dios para buscar una respuesta”, comentó el padre Bowen. “Nuestra vocación es ser mensajeros y testigos vivos de la esperanza. Esto no quiere decir que podamos cruzarnos de brazos y esperar pasivamente que todo se cumpla. Empezamos a vivir personalmente esta esperanza, irradiando alegría y fe, estando abiertos a los demás.  Pasemos a la acción, tendiendo la mano a todos aquellos que tenemos cerca, olvidando las diferencias de nacionalidad, cultura, religión o ideas.

Traemos todas estas necesidades a nuestra oración de esta mañana: que Bélgica aproveche todo su potencial material, intelectual y espiritual para sus habitantes.  Que la diversidad cultural, de lenguas y de intensidad sea realmente enriquecedora para todos. Que podamos trabajar juntos por un país donde sea hermoso vivir y donde nos sintamos reconocidos en nuestra identidad, dignidad y derechos”.

Al final de la celebración eucarística tuvo lugar la tradicional oración por la familia real. “Existe una relación muy antigua que vincula el Reino de Bélgica con la Custodia”, declaró el cónsul general Pfeffer. “Como cónsul general, una de mis misiones aquí en Jerusalén es de naturaleza religiosa, ligada a la protección y representación de las comunidades religiosas cristianas en Tierra Santa en las instituciones. Este es un vínculo histórico muy importante. La celebración de hoy que yo, mis predecesores y mis sucesores siempre hemos observado con alegría, forma parte de este deber tradicional y nos ofrece una vez más la oportunidad de ser fieles a nuestra misión”.

 

 

Giovanni Malaspina