Ha sido un gran placer celebrar el 60 aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro hermano fray Giuseppe Incelli, en la Custodia desde hace 73 años, muchos de los cuales los ha pasado en el convento de Beirut. Nos ha ayudado el grupo de amigos italianos que participa regularmente en la santa misa del sábado por la tarde, en que fray Giuseppe celebra en italiano. Una vez acabado el verano y tras la fiesta de san Francisco, retomado de nuevo el ritmo normal de la vida parroquial, hemos querido celebrar conjuntamente este importante aniversario el 1 de noviembre, fiesta de Todos los Santos.
Entre los amigos se ha pasado la voz y todos han colaborado con alegría y buena voluntad. Los hermanos de Harissa también fueron invitados a participar. Se ha hecho frente a algunos imprevistos, pero al final, el sábado 1 de noviembre, después de la misa en lengua francesa, se ha preparado la iglesia para la celebración del jubileo. La participación de numerosas personas ha sido afectuosa y devota. Entre los fieles se apreciaban algunos militares del contingente italiano de las fuerzas de la ONU, encargados de la vigilancia en el puerto, no lejano del convento.
Fray Giuseppe Incelli, emocionado, ha celebrado la misa con voz firme, a pesar de sus ochenta y seis años, dando gracias al Señor por la larga vida que le ha permitido gastar al servicio de la Tierra Santa, incluyendo en ésta el Líbano y Siria.
Durante la liturgia de la Palabra, nos ha sorprendido la entrada del Embajador de Italia. Sabíamos que estaba en patria, pero –como nos explicaría más tarde- apenas ha bajado del avión, se ha dirigido directamente a nuestra iglesia. ¡Quería estar presentar para honrar a un fraile italiano que ha servido tantos años en Oriente Medio!
Fray Giuseppe, al terminar la misa, ha querido recordar las principales etapas de su servicio en Tierra Santa, desde su llegada de Italia a los 13 años. No ha dejado de dar gracias a la Custodia de Tierra Santa, sobre todo a los hermanos que le han acompañado durante todo este tiempo. Su discurso, adjunto a esta crónica, ha sido respondido por un sonoro aplauso, expresión de nuestro afecto y del de todas las personas presentes. Después, con otro fuerte aplauso, hemos saludado a fray Angelico Pilla, que este año ha celebrado los 50 años de sacerdocio.
La atmósfera de fiesta no ha alejado de nuestra mente el recuerdo de fray Michele Piccirillo, que ha sido llamado a la casa del Padre en estos días. Para el Señor mil años son como un día. Lo importante es hacerlos fecundos con la gracia de Dios.
Después de la misa la fiesta ha continuado en el diván del convento, donde la mesa estaba suntuosamente llena de diversos platos caseros, y disfrutados con alegría por todos, reunidos afectuosamente alrededor de nuestro querido fray Giuseppe.
Fray Joseph Costantin ofm
Entre los amigos se ha pasado la voz y todos han colaborado con alegría y buena voluntad. Los hermanos de Harissa también fueron invitados a participar. Se ha hecho frente a algunos imprevistos, pero al final, el sábado 1 de noviembre, después de la misa en lengua francesa, se ha preparado la iglesia para la celebración del jubileo. La participación de numerosas personas ha sido afectuosa y devota. Entre los fieles se apreciaban algunos militares del contingente italiano de las fuerzas de la ONU, encargados de la vigilancia en el puerto, no lejano del convento.
Fray Giuseppe Incelli, emocionado, ha celebrado la misa con voz firme, a pesar de sus ochenta y seis años, dando gracias al Señor por la larga vida que le ha permitido gastar al servicio de la Tierra Santa, incluyendo en ésta el Líbano y Siria.
Durante la liturgia de la Palabra, nos ha sorprendido la entrada del Embajador de Italia. Sabíamos que estaba en patria, pero –como nos explicaría más tarde- apenas ha bajado del avión, se ha dirigido directamente a nuestra iglesia. ¡Quería estar presentar para honrar a un fraile italiano que ha servido tantos años en Oriente Medio!
Fray Giuseppe, al terminar la misa, ha querido recordar las principales etapas de su servicio en Tierra Santa, desde su llegada de Italia a los 13 años. No ha dejado de dar gracias a la Custodia de Tierra Santa, sobre todo a los hermanos que le han acompañado durante todo este tiempo. Su discurso, adjunto a esta crónica, ha sido respondido por un sonoro aplauso, expresión de nuestro afecto y del de todas las personas presentes. Después, con otro fuerte aplauso, hemos saludado a fray Angelico Pilla, que este año ha celebrado los 50 años de sacerdocio.
La atmósfera de fiesta no ha alejado de nuestra mente el recuerdo de fray Michele Piccirillo, que ha sido llamado a la casa del Padre en estos días. Para el Señor mil años son como un día. Lo importante es hacerlos fecundos con la gracia de Dios.
Después de la misa la fiesta ha continuado en el diván del convento, donde la mesa estaba suntuosamente llena de diversos platos caseros, y disfrutados con alegría por todos, reunidos afectuosamente alrededor de nuestro querido fray Giuseppe.
Fray Joseph Costantin ofm