Celebración de San Moisés

Celebración de San Moisés

El viernes 1 de septiembre, mientras el sol comenzaba a ponerse sobre el Mar Muerto y la Tierra Prometida, en el Monte Nebo (Jordania), el sonido de las campanas llamó a un centenar de fieles a la misa por la fiesta de San Moisés (4 de septiembre).

La misa en la basílica

La celebración regresaba a la basílica, tras los años del Covid. La presidió el vicario patriarcal para Jordania, monseñor Jamal Daibes. Junto con él, fray Bernard, el guardián de la comunidad franciscana del Monte Nebo, y tres sacerdotes de las comunidades cercanas de Madaba y Ma’in.

Moisés y las promesas de Dios

Desde hace 90 años los frailes de la Custodia de Tierra Santa siguen custodiando el lugar desde donde, según la tradición, Moisés contempló la Tierra Prometida sin poder entrar en ella. Su figura sigue siendo venerada hoy por judíos, musulmanes y cristianos. El santuario, desde donde en las noches claras la vista alcanza desde Jericó hasta Jerusalén y Belén, acoge cada día a creyentes de las tres religiones. Un observatorio privilegiado de la promesa de vida que Dios hizo a Moisés y a todos los creyentes después de él. “Moisés era un profeta, veía más allá – afirmó monseñor Daibes –. Cuando vio la Tierra Prometida ante él no vio solo tierras, sino que vio todas las promesas de Dios. Él no pudo entrar en la Tierra Prometida. El cumplimiento de las promesas fue realizado en Jesucristo. Es él quien nos conduce siempre a la Tierra Prometida, al Reino de Dios”.

Marinella Bandini