Celebración de San Juan Bautista en Ein Karem | Custodia Terrae Sanctae

Celebración de San Juan Bautista en Ein Karem

La fiesta de San Juan Bautista en Tierra Santa empezó en el santuario de San Juan del desierto. La víspera de la festividad los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa rezaron Vísperas en la iglesia del santuario cercano a Ein Karem y fueron en procesión hasta la gruta donde, según la tradición, vivió San Juan.  Presidió la liturgia fray Dobromir Jasztal, vicario de la Custodia de Tierra Santa.

En su homilía, fray Dobromir destacó la importancia del bautismo predicado y practicado por Juan. Frente a otros tipos de “lavados rituales” que se hacían en la época, “el bautismo de Juan ofrecía a ojos de sus contemporáneos algo absolutamente nuevo: no era una simple purificación de algo, sino que iba unido a la exigencia de un cambio profundo”. Según fray Dobromir, Juan Bautista hablaba de conversión y del juicio de Dios y esta realidad es la que distingue el bautismo de Juan de los conocidos hasta entonces.  “Para todos se impone la misma obligación: demostrar con obras vuestra conversión, afirmó fray Dobromir. Juan habla para todos: los publicanos, los soldados, Herodes, y continúa hablando también para nosotros”.

En el silencio del santuario de San Juan del desierto – donde se entiende por desierto un lugar aislado para retirarse – muchos son los que buscan al Señor. “Tenemos un convento para la comunidad de frailes, una casa para las hermanas que prestan servicio al santuario y vida de oración, explica fray Sergey Loktionov, superior del convento. Hay también ermitas, en las que recibimos a los que quieren venir para estar en silencio y encontrar al Señor”.

Al día siguiente, por la tarde, se celebró la santa misa en el santuario de San Juan en la Montaña de Ein Karem, lugar donde se conmemora el nacimiento del Bautista.  La iglesia, que se está restaurando actualmente, data del siglo XII y se encuentra en una zona donde hay restos de época bizantina y una capilla pavimentada con mosaico, que dan testimonio de una larga tradición de culto.

La celebración eucarística por la fiesta de San Juan Bautista fue presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton y concluyó con la procesión hasta la gruta en el interior de la iglesia.

Allí se proclamó el evangelio de Lucas en que se narra el episodio del nacimiento del Bautista y la imposición de su nombre.  Precisamente sobre este aspecto se centró el Custodio en su homilía.  “La novedad del nombre ya es una profecía sobre la novedad de la misión del Bautista y la novedad aún más completa que será encarnada por el mismo Jesucristo”, dijo el Custodio.  Su importancia también radica en el significado del nombre: “como recuerda el propio San Antonio en sus “Sermones”, Juan se interpreta como «gracia de Dios» porque fue el precursor de la gracia (Natividad de San Juan Bautista, nº 5).  Según fray Patton, “a cada uno de nosotros se nos ofrece un nombre nuevo en Jesucristo. (…) Al mismo tiempo, la vida de cada uno de nosotros es simplemente gracia, algo de lo que no podemos disponer a nuestro gusto, sino que nos es dada por Dios, manifestación de su amor gratuito y de su misericordia. Nuestra vida tiene sentido en la medida en que vivamos en la lógica del amor gratuito y de la misericordia".

Al final de la celebración, el guardián del convento de San Juan en la Montaña, fray Wojciech Bołoz, dio las gracias al cónsul general de España, Ignacio García-Valdecasas Fernández, y al representante del Consejo de Ein Karem, Alon Orion, por su participación en la santa misa. “Estamos recorriendo juntos el camino de una relación siguiendo los pasos de San Juan, señaló, signo de la unión entre el viejo y el nuevo testamento”.

 

 

 

Beatrice Guarrera