Cada año, la fiesta de san Antonio, protector de la Custodia de Tierra Santa, se celebra con un abrazo ecuménico en San Salvador, en Jerusalén.
Tradicionalmente, con ocasión de la fiesta de algún santo franciscano, los frailes de la Custodia invitan a los superiores de las comunidades que comparten con ellos la custodia de la Basílica de la Resurrección, el Santo Sepulcro, para hacerles partícipes tanto de la fiesta litúrgica como del almuerzo fraterno con que termina.
El culto a san Antonio de Padua está muy difundido por la iglesias latinas de Oriente Medio. Es costumbre confiar a su protección, durante un año a un niño en señal de agradecimiento por alguna gracia obtenida por su intercesión.
Así, mientras se celebra la eucaristía, fray Gabriele acoge a las familias que desean consagrar a alguno de sus hijos a Dios y los confía a la intercesión del santo.
Este año, contando con la presencia de Mons. Antonio Franco, Nuncio y Delegado apostólico, ha sido fray Artemio Vítores, vicario custodial, quien ha presidido la concelebración eucarística cuya homilía ha sido pronunciada en árabe por fray Ibrahim Faltas.
Los hermanos de las Iglesias orientales han escuchado con particular atención la oración de los fieles, leída en una decena de lenguas entre las que figuraban el árabe, el griego y el armenio.
Había un centenar de frailes franciscanos presentes junto a numerosos sacerdotes concelebrantes. La iglesia estaba llena y los numerosos fieles se han vuelto a encontrar alegremente al final de la liturgia para tomar el refresco que se ha ofrecido en el salón de entrada a la nueva Curia.
MAB
Tradicionalmente, con ocasión de la fiesta de algún santo franciscano, los frailes de la Custodia invitan a los superiores de las comunidades que comparten con ellos la custodia de la Basílica de la Resurrección, el Santo Sepulcro, para hacerles partícipes tanto de la fiesta litúrgica como del almuerzo fraterno con que termina.
El culto a san Antonio de Padua está muy difundido por la iglesias latinas de Oriente Medio. Es costumbre confiar a su protección, durante un año a un niño en señal de agradecimiento por alguna gracia obtenida por su intercesión.
Así, mientras se celebra la eucaristía, fray Gabriele acoge a las familias que desean consagrar a alguno de sus hijos a Dios y los confía a la intercesión del santo.
Este año, contando con la presencia de Mons. Antonio Franco, Nuncio y Delegado apostólico, ha sido fray Artemio Vítores, vicario custodial, quien ha presidido la concelebración eucarística cuya homilía ha sido pronunciada en árabe por fray Ibrahim Faltas.
Los hermanos de las Iglesias orientales han escuchado con particular atención la oración de los fieles, leída en una decena de lenguas entre las que figuraban el árabe, el griego y el armenio.
Había un centenar de frailes franciscanos presentes junto a numerosos sacerdotes concelebrantes. La iglesia estaba llena y los numerosos fieles se han vuelto a encontrar alegremente al final de la liturgia para tomar el refresco que se ha ofrecido en el salón de entrada a la nueva Curia.
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