Belén: solemnidad de la Epifanía  | Custodia Terrae Sanctae

Belén: solemnidad de la Epifanía 

El martes y el miércoles 6 de enero de 2021, como es tradicional para toda la Iglesia, también en Tierra Santa están dedicados a la liturgia de la Epifanía. Como hicieron los Magos, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton recorrió el camino de Jerusalén a Belén de Judea para visitar al Niño Jesús, acostado en un pesebre.

La Epifanía, fiesta de la manifestación de Jesús a los pueblos, representados por los tres Reyes Magos, también este año siguió el programa habitual. Por la mañana del 5 de enero, el Custodio de Tierra Santa se reunió con un pequeño grupo de fieles representantes de la parroquia de San Salvador de Jerusalén, administrada por el párroco fray Amjad Sabbara. El párroco, presente en el encuentro, quiso subrayar su alegría por haber visto mucho apoyo mutuo dentro de la comunidad en este tiempo particular y, sobre todo, durante el periodo navideño. “Quiero dar las gracias especialmente al comité del barrio cristiano de Jerusalén por haber donado 300 regalos para los niños de la Ciudad Vieja con ocasión de la Navidad”, declaró fray Amjad.

“Estoy muy contento con todas nuestras parroquias de Tierra Santa”, dijo el Custodio fray Patton.  Ser capaces de ocuparse de los que sufren y de los que tienen dificultades económicas, como están haciendo, a pesar de que todos tenemos dificultades y sufrimientos: esto, para mí, es un signo de esperanza muy importante, que yo asocio a la experiencia de los Magos.  Los Magos llegan a Jesús con el deseo de compartir, ofreciéndole sus mejores dones y el encuentro con Jesús siempre nos hace capaces de compartir”

Después de la reunión, un pequeño grupo de franciscanos se dirigió a Belén. 

Igual que el primer domingo de Adviento, son dos las paradas previstas por el Status Quo: la primera, en el monasterio greco-ortodoxo de Mar Elías, donde el Custodio se reunió con una representación de la parroquia de Beit Jala; la segunda, a la salida del puesto de control israelí situado justo después de la tumba de Raquel, abierto excepcionalmente este día festivo. Después de los dos encuentros, el Custodio llegó a la entrada de la “vía de la Estrella” que recorrió a pie junto con las autoridades locales y precedido de algunas delegaciones de scout que animaron el momento con gaitas y tambores.

Al llegar a la plaza del Pesebre, situada ante la basílica de la Natividad, fray Patton fue recibido por las autoridades civiles para después dirigirse a la pequeña puerta que conduce a la basílica. Precedido por una pequeña delegación de franciscanos que viven en el convento de Santa Catalina de la Natividad, en Belén, el Custodio hizo su ingreso solemne tras saludar a los representantes de las otras dos denominaciones cristianas que viven en la basílica de la Natividad.  La celebración del ingreso pasó luego a la parte latina, donde el Custodio fue recibido por el guardián del convento, fray Enrique Segovia, que acompañó a fray Patton hasta la iglesia de Santa Catalina y allí tuvo lugar la liturgia y los saludos rituales por parte del párroco fray Rami Asakrieh.

Tras el ingreso solemne, siguiendo la tradición, se celebraron las primeras vísperas pontificales de la solemnidad de la Epifanía, con la incensación de la Gruta de la Natividad. El oficio de las lecturas sirvió de clausura y apertura de este primer día de celebraciones, que terminó con una nueva incensación de la Estrella, del Pesebre y del altar latino situado en el interior de la Gruta de la Natividad.

El 6 de enero, mientras las comunidades cristianas ortodoxas que siguen los ritmos litúrgicos marcados por el calendario juliano empezaban sus solemnes celebraciones de Navidad, la comunidad latina se reunió de nuevo en la iglesia de Santa Catalina para la celebración eucarística presidida por el Custodio de Tierra Santa.  Asistieron a la celebración diversas autoridades civiles y representantes de grupos parroquiales, así como los cónsules de Bélgica e Italia y dos representantes de los consulados de España y Francia.

En esta solemnidad de la Epifanía creo que es necesario que aprendamos a mirar a toda la humanidad como una humanidad de hermanos” dijo fray Patton en su comentario al Evangelio. “Toda la humanidad está llamada a arrodillarse ante el Niño de Belén. Toda la humanidad está llamada a ofrecerle oro, es decir, a reconocerlo como el único Señor de la vida; a ofrecerle incienso, es decir a reconocerlo como el verdadero Dios que se nos presenta con el rostro de un niño; a ofrecerle mirra, es decir, a reconocer que nuestro Señor y Dios ha elegido compartir toda nuestra existencia, incluido el sufrimiento y la muerte, precisamente para redimirnos y salvarnos del sufrimiento y la muerte”.

 

La celebración de los latinos siguió con las segundas vísperas de la tarde, que finalizaron la gran fiesta. El momento culminante, según la tradición, fue la vuelta alrededor del claustro de San Jerónimo, ante la iglesia de Santa Catalina, con tres franciscanos vestidos con capas pluviales de tres colores distintos que representan físicamente a los tres Reyes Magos, y el regalo de incienso y mirra a los fieles locales y peregrinos reunidos para la celebración.

 

 

 

Giovanni Malaspina