Adiós, Lurdiña, en la Jerusalén del Cielo

Il 6 dicembre è mancata Maria de Lurdes Nunes, detta Lurdinha, missionaria di Canção Nova, per anni al servizio della Custodia di Terra Santa e colonna portante del Christian Media Center

Maria de Lurdes Nunes, a quien sus amigos llamaban cariñosamente Lurdiña, periodista del Christian Media Center y misionera de Canção Nova, falleció el viernes 6 de diciembre a los 64 años, tras años de lucha contra el cáncer. Volvió a Brasil hace unas semanas, y estuvo ingresada durante unos días en el hospital de Barra Mansa (Río de Janeiro). Murió a las 12, rezando el Ángelus. A su lado, la cofundadora de Canção Nova, Luzia Santiago, la formadora general Vera Lucia Reis y la misionera Carla Astuti.

Hermana y amiga

“Para nosotros, los frailes de la Custodia de Tierra Santa, Lurdiña fue mucho más que una colaboradora. Fue una hermana y una amiga que compartió nuestra vocación y nuestra misión de caminar tras las huellas de Jesús en su Santa Tierra y anunciar el Quinto Evangelio con palabras, imágenes y obras”, escribió en un mensaje el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, nada más conocer la noticia. “Bromeando con ella, poco antes de su regreso a Brasil, la llamé ‘fray Jacoba’, recordando el vínculo de fraternidad que San Francisco compartió con la noble romana Jacoba de Settesoli y que nosotros, los frailes de la Custodia, compartíamos con ella”.

Una vida para el Evangelio y la Tierra Santa

Lurdiña nació el 12 de febrero de 1960 en Bananal, estado de Sao Paulo, en Brasil. Se unió a la comunidad de Canção Nova desde sus inicios y estuvo muy cerca del fundador, el padre Jonas Abib, a quien conoció cuando tenía solo 14 años.

Desde 2006, Lurdiña estaba en Tierra Santa, primero para producir contenidos para Canção Nova TV en Brasil, luego directamente al servicio de la Custodia de Tierra Santa y del recién creado Franciscan Media Center, actualmente Christian Media Center, del que fue redactora jefe y coordinadora de contenidos. Desde entonces, trabajó incansablemente para dar a conocer en todo el mundo la Tierra Santa, la vida de los cristianos, las actividades de la Iglesia y la misión de la Custodia.

Lurdiña no era solo una comunicadora, era una misionera, una visionaria, que entregó su vida a Dios e hizo de su amor por Jesús la motivación fundamental para llevar a cabo su misión.

Adiós en la Jerusalén del Cielo

“Lurdiña ha terminado su peregrinación terrena, que en el último año ha tenido sabor a Viacrucis – sigue escribiendo el Custodio –. Ahora que ha llegado al destino final de la peregrinación de su vida, puede volver a abrazar a su padre y a su madre, de quienes recibió el don de la fe. Ahora puede volver a abrazar al padre Jonas Abib, quien le trasmitió la pasión por anunciar el Evangelio con los modernos medios de comunicación, pero también el gusto por la radicalidad en la fe. Ahora puede ver de cerca a Jesús, María y José, los apóstoles, San Francisco y todas las personas que fueron fuente de inspiración para ella”.

“Los frailes de la Custodia queremos dar gracias a Dios por habernos concedido la gracia de compartir con ella una etapa de nuestro camino y la recordaremos en la celebración eucarística en todas nuestras comunidades y en los santuarios de Tierra Santa. Adiós, Lurdiña, en la Jerusalén del Cielo”.

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