800 años de maravillas: la exposición de belenes en el convento de Tierra Santa en Washington (EE.UU.)

800 años de maravillas: la exposición de belenes en el convento de Tierra Santa en Washington (EE.UU.)

Este año el tiempo de Adviento cobra un significado especial en el Convento Franciscano de Tierra Santa en América, en Washington DC. Este año, de hecho, se celebra el 800 aniversario del primer belén de la historia, creado por San Francisco de Asís en el pueblecito de Greccio (Italia) la noche de Navidad de 1223. Para conmemorar este aniversario, el convento franciscano acoge una exposición de cientos de belenes procedentes de todo el mundo.

Las colecciones de la exposición

La muestra fue inaugurada el 3 de diciembre, primer domingo de Adviento, y podrá visitarse hasta el 7 de enero. La colección principal pertenece a una pareja americana, Marguerite y Roger Sullivan, cuyo amor por esta tradición navideña los impulsó a empezar su colección de belenes, que han ido construyendo durante décadas. Su colección está compuesta por más de 500 belenes procedentes de todo el mundo. Su pasión por el belén se ha visto alimentada a través del tiempo por la oportunidad de viajar por todo el mundo por trabajo y descubrir la misma historia, los mismos personajes, reproducidos de diferente forma en cada rincón del planeta.

La exposición de belenes es una cita habitual en el convento franciscano desde hace unos años, pero este año adquiere un nuevo significado, enriqueciéndose con nuevas obras, incluidos los belenes caseros presentados por niños de las escuelas de la archidiócesis de Washington.

Un Misterio para todos los pueblos

La exposición de belenes de todo el mundo es la prueba visible de que el misterio de la encarnación de Jesucristo es relevante para todos los pueblos. Así como la tradición de poner el belén, inaugurada por San Francisco hace ocho siglos, es hoy una costumbre en las casas de los cristianos de todo el mundo durante los periodos de Adviento y Navidad.

Al mismo tiempo, el misterio de la encarnación es representado de forma distinta en la cultura de cada pueblo, como se expresa artísticamente a través de los belenes. Este es el concepto que fray Ramzi Sidawi, guardián del convento franciscano, subrayó en su homilía durante el primer domingo de Adviento, antes de inaugurar la exposición.

La pluralidad de rasgos de los belenes nos enseña a reconocer la historia de un Dios vivo que habla a todos los pueblos, capaz de hablar en todos los idiomas y de renacer cada Navidad. Es la historia de un Dios hecho carne que sigue tocando el corazón de todos. El belén es un símbolo que nos recuerda al Todopoderoso que vino al mundo como un niño indefenso. La maravilla de esta paradoja es lo que impresionó a San Francisco hace 800 años y lo que sigue sorprendiendo y cautivando a todos hoy, cuando contemplamos la sencillez del belén.

Filippo De Grazia