25º aniversario de la Iglesia Siro Católica de Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

25º aniversario de la Iglesia Siro Católica de Jerusalén

La Parroquia de Santo Tomás de la Iglesia Siro Católica en Jerusalén ha celebrado 25 años de su fundación, después de que la primera iglesia de Jerusalén fuera destruida en 1948. En la celebración participaron los representantes de las iglesias y comunidades de Tierra Santa.
El origen de la Iglesia Siro Antioquena de lengua siria, distinguida y separada de la Iglesia calcedoniana, se remonta al Concilio de Calcedonia en 451. La presencia en Tierra Santa está representada por el Exarcado Patriarcal de Jerusalén, constituido en 1890. Hoy, su residencia se encuentra cerca de la Puerta de Damasco. Comprende una parroquia en Jerusalén, una en Belén y otra en Amman.

Mons. Grégoire Pierre Melki, Exarca Patriarcal Iglesia Siro Católica de Jerusalén

Para nosotros es un signo de presencia en esta ciudad santa, Jerusalén. Pero es signo también del testimonio que debemos dar al mundo entero, rindiendo gloria a Jesucristo, que se manifestó en Tomás. Como saben, la iglesia está dedicada a Santo Tomás y su figura para nosotros está siempre presente y nos hace pensar en nuestra debilidad humana para gritar siempre a Cristo: "Jesús, ayúdanos a permanecer fieles a Ti Resucitado".

Desde los orígenes del Cristianismo, los apóstoles Pedro y Pablo estuvieron íntimamente vinculados a Antioquía, donde por primera vez los discípulos de Jesús recibieron el apelativo de cristianos.
Hoy, la iglesia se encuentra en Tierra Santa así como en Líbano, Siria, Turquía y Egipto. Pero parte de los fieles se dispersaron hacia otros horizontes y viven ahora en América, Australia y Europa.
Los sirios católicos son aproximadamente 200.000 y el principal desafío de hoy es la difícil situación de las comunidades cristianas en Oriente Medio.


Mons. Antonio Franco, Nuncio Apostólico
Los cristianos en Oriente Medio viven y participan en la vida de las comunidades, sufren algunos momentos de dificultad particulares. La presencia de los cristianos es muy importante, signo de testimonio y de esperanza, porque a través de estas dificultades podemos alcanzar un nivel de vida más digno, más humano y más aceptable no sólo para los cristianos sino también para los demás.