Durante el camino, el canto aflora muy frecuentemente en los labios. Las Sagradas Escrituras están impregnadas de canto y los Salmos son un ejemplo notable. La tradición de la Iglesia no hace más que prolongar esta relación, haciendo del canto y de la música uno de los pulmones de la liturgia. El Jubileo encuentra también en el canto. Los temas de la creación, la fraternidad, la ternura de Dios y la esperanza en el destino resuenan en el himno “Peregrinos de la esperanza”, escrito por Pierangelo Sequeri y musicalizado por Francesco Meneghello.