Fortalecidos por el encuentro con Cristo en el monte Tabor | Custodia Terrae Sanctae

Fortalecidos por el encuentro con Cristo en el monte Tabor

Los franciscanos celebran la fiesta de la Transfiguración el 6 de agosto en la cima del monte Tabor, pero para algunos cristianos comienza la vigilia. Desde el 5 de agosto, una veintena de familias se han instalado en el jardín del santuario. Atmósfera festiva y familiar, barbacoas, música y canciones... nada falta, y mucho menos las tiendas plantadas para la noche. Estos cristianos vienen de toda Galilea, siguiendo esta tradición de hace muchos años. «Se remonta a la época otomana, cuando los frailes tenían la propiedad del lugar pero tenían el derecho a acercarse solo una vez al año, para la fiesta de la Transfiguración.

Llegaban la vigilia, con los cristianos del país, y allí transcurrían la noche. La mañana de la fiesta celebraban la misa», explica fray Bernard Barbaric, guardián del convento del monte Tabor. Así, la misa en árabe de las 5.30 am ha reunido a los más noctámbulos.

Los parroquianos de Jerusalén, junto a los peregrinos y los franciscanos de toda la provincia, han llegado a primera hora de la mañana para la misa de las 10.30, presidida por el padre Pierbattista Pizzaballa, custodio de Tierra Santa.

En su homilía, fray Amyad Sabara ofm, párroco de Nazaret, ha comparado la experiencia vivida por los discípulos en el monte Tabor con la que los cristianos experimentan en la misa. «Así como los discípulos, venimos a escuchar la Palabra de Dios y a entender lo que Él es. Además, debemos bajar de la montaña y regresar a nuestra vida cotidiana, fortalecidos por este encuentro».

Antes de partir, los fieles han participado en la procesión a la capilla del Descentibus. Situada un poco más abajo de la iglesia parroquial, allí se conmemora el lugar donde Jesús pidió a Pedro, Santiago y Juan que mantuvieran en secreto el episodio: «Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos"» (Mt 17,9).

Según la tradición, el padre custodio ha bendecido los ramos, que se han distribuido después a la asamblea. La fiesta ha concluido con un generoso almuerzo -preparado por la comunidad Mundo X, que gestiona la Casa Nova- degustado a la sombra de los arbustos.

Hélène Morlet