Querida amiga, querido amigo, estamos de nuevo juntos, también este año, en la Gruta de Belén.
Este es el lugar en el que nació el niño Jesús, el Hijo de Dios convertido en niño.
María- narra el Evangelista Luca- lo dio a luz, lo envolvió en pañales y lo puso en el pesebre.
En Navidad nosotros celebramos el gran misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: Dios se hace Niño, se hace uno de nosotros, se hace nuestro hermano para dar inicio a una nueva humanidad, en la que solo hay hermanos y hermanas.
Aquí el Hijo de Dios se ha encarnado en la noche del mundo, en la oscuridad de nuestra miseria humana, para darnos un rostro humano.
Aquí en la gruta de Belén podemos imaginar la escena del nacimiento de Jesús. Podemos imaginar a María que lo da a luz. Está desnudo e indefenso, como cada uno de nosotros al momento de nacer, y tiene hambre.
María lo lava, lo envuelve en pañales para protegerlo del frío del invierno, luego lo abraza y lo amamanta con su seno, finalmente lo pone en el pesebre bajo la mirada maravillada de San José.
Delante de esta escena es fácil para mi conmocionarme, sentir la necesidad de doblar las rodillas y el deseo de adorar a este niño.
Sin embargo, sé que celebrar la navidad es mucho más que esto. Porque es precisamente este niño que me recuerda cuanto sea importante – para celebrar de verdad su venida al mundo- conmoverme, doblar las rodillas y acogerlo cuando se presenta en el misterio del pobre, en el misterio del pequeño, en la persona concreta de quien no tiene hoy ni una gruta donde refugiarse, ni un poco de paja para recostarse, ni el calor de un afecto para sentirse en casa.
Querido amigo, querida amiga, idealmente en esta noche Santa también tú estas aquí en la gruta delante del pesebre y del Niño Jesús.
Querida amiga, querido amigo, también tu ponte en camino, como los pastores y como los magos; hazte peregrino, para venir a adorar al Niño Jesús.
Querida amiga, querido amigo, que en esta navidad, el Niño de Belén, Jesús, pueda devolvernos un poco de auténtica humanidad.
Feliz navidad desde la Gruta de Belén.
