La Puerta Santa es la puerta de una basílica que se abre solo con ocasión de un jubileo. Una primera puerta santa ya existía en 1294 en la basílica de Santa María de Collemaggio en L’Aquila (Italia), vinculada a la “Perdonanza” instituida por Celestino V. La primera puerta santa jubilar se abrió en 1423 en San Juan de Letrán, catedral de Roma y antaño sede del pontificado. Hay información cierta del rito de apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro a partir del año 1500, con el papa Alejandro VI.
Al atravesar la puerta santa, los fieles pueden recibir la indulgencia plenaria con ocasión de determinados jubileos o festividades. Las más conocidas son las de las cuatro basílicas papales de Roma, pero también otras iglesias del mundo cuentan con una puerta santa, concedida por la Santa Sede para acontecimientos o celebraciones significativas. Para el Jubileo de 2025 las puertas santas serán solo las de las cuatro basílicas papales y la de la prisión de Rebibbia en Roma.
La Puerta Santa de San Pedro es la primera que será abierta, para dar comienzo al Año Santo. A partir de ese momento, la puerta permanecerá abierta todo el año para el paso de los peregrinos. Con este gesto se obtiene la indulgencia ligada al Año Santo (en las condiciones previstas) y se alcanza la verdadera meta del camino, el encuentro con Cristo, la “Puerta” que conduce al encuentro con el Padre. “Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará” (Jn 10, 9).