Monte Tabor – Basílica de la Transfiguración | Custodia Terrae Sanctae

Monte Tabor – Basílica de la Transfiguración

Ya para los primeros peregrinos cristianos el Monte Tabor es el lugar donde se sitúa el episodio de la transfiguración de Cristo que narran los Evangelios, y donde actualmente se encuentra la basílica de la Transfiguración. Aunque no se menciona directamente el nombre del monte, parece que se trata precisamente del Tabor, que se distingue claramente de las demás cimas de Galilea y está situado a 450 metros por encima de la llanura, es decir, a 588 metros sobre el nivel del mar. El monte se encuentra al este de Nazaret, de la que dista solo 8 km en línea recta.
 

Unos ocho días después de estas palabras, tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía. Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».  Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

(Lc 9,28-36; cfr. Mt 17,1-9 e Mc 9,2-10).

Ninguno de los tres evangelistas nombra el monte de la Transfiguración, por lo que quedan abiertas varias posibilidades.  De algún modo, Marcos y Mateo parecen justificar la identificación con el Tabor cuando afirman: «Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto» (Mt 17,1; cfr. Mc 9,2). La expresión griega para “aparte” puede significar también separado, y se justificaría por el hecho de que el Tabor está aislado respecto a los relieves que lo rodean.  Por otro lado, el «monte alto» se adaptaría bien al Tabor, que destaca entre las alturas de Galilea. Dos evangelistas (Mt 17,1 e Mc 9,2) especifican, así mismo, que esto ocurrió «seis días después» del reconocimiento de Jesús como Mesías y la predicción de la Pasión en Cesarea de Filipo: indicación cronológica que efectivamente corresponde a la distancia entre Cesarea y el Tabor.

El primer autor que nos informa de la tradición relativa al Tabor es Cirilo, obispo de Jerusalén, en el año 348.  Probablemente ya había indicios en un comentario a los Salmos atribuido, no de forma unánime, a Orígenes (fallecido en 253-4 en Cesarea Marítima). Y es cierto que también el Evangelio de los judíos, obra judeo-cristiana de la primera mitad del siglo II, relacionaba a Jesús con el Tabor; sin embargo, si observamos bien, allí el «monte alto» parece referirse a la escena de las tentaciones.  Pero es sobre todo desde la segunda carta de Pablo que tenemos la impresión de que el monte de la Transfiguración debía ser un lugar muy conocido.  De hecho, dice: “Y esta misma voz, transmitida desde el cielo, es la que nosotros oímos estando con él en la [no en una] montaña sagrada” (2Pe 1,18).

Contra la hipótesis del Tabor, se suele objetar que Eusebido de Cesarea (que murió en el año 339) indicaba el monte Hermón como lugar de la Transfiguración. Pero esto es aún menos que una media verdad. Eusebio, de hecho, conocía muy bien el versículo del Salmo: «el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre» (Sal 89,13) y por ello afirmaba que la Transfiguración de Cristo había ocurrido  «en estos montes» (siempre es mejor que abunde…)  Después, como tercera hipótesis, el episodio se ha ambientado en la cercana colina del pequeño Hermón.

En época cananea, sobre el Tabor se alzaba un santuario del dios Baal, cuyo culto incluso se había exportado: de hecho, en Rodas existía un santuario dedicado a Zeus Atabyrios, donde sin embargo Zeus era la principal divinidad (Baal significa Señor) de los cananeos, y el adjetivo Atabyrios indicaba su procedencia del Tabor, ya que su nombre en griego era Atabyrion.
En la historia más antigua de Israel, el Tabor tuvo una gran importancia religiosa y política. En la época de los Jueces fue aquí donde la profetisa Débora exhortó a los judíos a la batalla contra los cananeos, después de lo cual el general Barac obtuvp una gran victoria sobre los ejércitos deYabín y Sísara en la llanura de Jezreel (Jue 4-5).
En tiempos de guerra, el monte se convertía en refugio para los habitantes de toda la zona. La colina fue rodeada con una muralla, de nuevo en tiempos de Flavio Josefo en la guerra contra los romanos, y después en época cruzada. Se ven aún rastros de estas fortificaciones.  Para los peregrinos cristianos, sin embargo, lo que hace del Tabor un lugar simbólico es la transfiguración de Cristo.

Como narra el peregrino de Piacenza, hacia el año 570 en el Tabor existían tres basílicas, en paralelo con las «tres tiendas» mencionadas en los Evangelios.  Según un documento de la época de Carlomagno, había cuatro iglesias atendidas por 18 monjes.  Los cruzados fortificaron el Tabor y lo dotaron de rico mobiliario, confiando el monte a la custodia de los benedictinos en el año 1101.  Tras la horrible derrota de los cristianos en los Cuernos de Hattin, el Tabor permaneció abandonado, sobre todo porque Saladino ya lo había saqueado antes.  Cuando después Federico II de Suabia estipuló el tratado de paz con el sultán Al-Kamil (1229-1239), los monjes regresaron al monte, pero sin conseguir realizar una reconstrucción completa ya que, en 1263, el feroz sultán Baibars destruyó todas las iglesias del Tabor. Desde entonces, pocos peregrinos se aventuraron en esta montaña sagrada, pero aislada. No obstante, tan pronto como, en 1620, los franciscanos volvieron a poner el pie en Nazaret, iban cada año el 6 de agosto al Tabor para la fiesta de la Transfiguración, esperando la ocasión propicia para volver a instalarse en el lugar.  La oportunidad llegó con el benevolente emir druso Fakhr-al-Din, que en 1631 les permitió abrir una comunidad en el monte.  Poco después se hizo la misma concesión a los ortodoxos griegos.

En la cima del Tabor se encuentra de frente una encrucijada. A la izquierda se va al santuario griego. A la derecha, atravesando la puerta del viento, se entra en la propiedad de los franciscanos donde, en primer lugar, se encuentra  - a la izquierda – un pequeño cementerio, y cerca la capilla de los Descendentibus.  Es un edificio sencillo, sin vidrieras, construido en estilo bizantino y reconstruido en 1923.  El nombre alude al descenso de los apóstoles del Tabor: “Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos. Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?». Les contestó él: «Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él»” (Mc 9,9-13). 
Se han llevado a cabo excavaciones arqueológicas desde el siglo XIX.  En 1921-24 los franciscanos construyeron la actual basílica, de estilo siro-romano: primera obra del arquitecto Antonio Barluzzi, que después trabajó durante décadas a beneficio de los frailes.  El área de la basílica comprende el terreno venerado desde la época bizantina.  Los dos campanarios se alzan sobre los antiguos oratorios de Moisés y Elías, y las dos capillas respectivas están dedicadas a estos dos grandes personajes bíblicos que aparecieron junto a Jesús durante la Transfiguración.  El interior de la iglesia está dividido en tres naves.  Desde las naves laterales, las gradas llevan al altar mayor, elevado, coronado por el mosaico de la Transfiguración de Cristo. Otra escalinata, tan ancha como la nave central, baja a la cripta abierta, en la que se conserva el antiguo ábside. Los mosaicos de la cripta profundizan en el significado de la transfiguración: Jesús ascendió a varias figuras sucesivamente, a través de su nacimiento en la tierra, la institución de la eucaristía, su sacrificio en la cruz y su resurrección.

Al norte – a la izquierda – de la basílica, se hallan las ruinas del monasterio benedictino medieval.  Se puede ver una capilla y, algo más atrás, la sala capitular y el refectorio. El torreón de vigilancia al sur – a la derecha – de la iglesia es obra de los sarracenos, mientras que los restos de las murallas defensivas, más abajo, se remontan a la época romana.

La vista desde las terrazas
Las terrazas situadas a los lados de la basílica ofrecen un panorama magnífico.  Al este, más allá del cauce del Jordán y del lago de Genesaret, se ven los Altos del Golán y de Basán, así como las alturas jordanas de Galaad atravesadas por el valle del Yarmuk.  Hacia el sur, la vista se extiende sobre los montes de Samaria y el monte Gilboa, que sobresale hacia el norte, y también sobre el pequeño Hermón en cuyas laderas septentrionales se entrevé Naín. A lo lejos hacia el oeste, la silueta alargada del Carmelo; en primer plano, la zona montañosa de la Baja Galilea con Nazaret, de la que, sobre todo, es visible el moderno barrio de Nazaret Illit.  Al norte se recortan los montes de la Alta Galilea con la ciudad de Safed y – si el cielo está despejado – incluso el verdadero Hermón, que permanece cubierto de nieve hasta el comienzo del verano.

En el claro frente al santuario se alza el convento franciscano, construido en 1873-75, con la Casa nova anexa, es decir, el albergue de peregrinos. La comunidad Mondo X ofrece desde 2006 un valioso servicio a favor de los peregrinos y del mantenimiento del vasto complejo.  Se trata de una asociación italiana de ex toxicómanos, creada en 1961, que a día de hoy comprende unas cuarenta comunidades situadas en su mayoría en la península.  Después de una terapia orientada a liberarse de las restricciones de las necesidades físicas, los asociados a Mondo X intentan construir una existencia sin drogas a través de un rígido horario diario, trabajo manual y vida espiritual.

La parte norte del monte está ocupada por las propiedades de los ortodoxos griegos, a las que solo está permitido acceder a los peregrinos de la Iglesia ortodoxa.  La iglesia de San Elías fue construida en 1911 sobre los cimientos de un templo cruzado, pero en todo caso se asienta sobre cimientos originalmente bizantinos, como muestra el pavimento de mosaico.  Hacia el oeste – tomando el sendero a la izquierda de la puerta del viento – se encuentra una gruta en la que los peregrinos medievales honraban la morada del célebre Melquisedec, que bendijo a Abraham y recibió a cambio los diezmos (Gen 14,18-20).  La gruta fue restaurada en 2009, pero normalmente está cerrada.

Información sobre el convento franciscano de Tabor
P.O.B. 16 - Monte Tabor 1610001 Nazareth - Israel

Tel:  +972 4 667 63 00 
+972 4     662 07 20
Fax: +972 4 673 54 66

Horario de apertura
Apertura 08:00-17:00
Sábado cerrado de las  12:00 a las 14:00