Su eminencia el Cardenal Carlos Amigo | Custodia Terrae Sanctae

Su eminencia el Cardenal Carlos Amigo

La peregrinación que ha presidido el Cardenal Carlos Amigo ha sido organizada por la Oficina de peregrinaciones y turismo de la diócesis de Sevilla, cuyo director es don Álvaro Dorado, hermano de fray Rafael, que tantos años lleva en Tierra Santa y ahora es superior del Santuario de Getsemaní.
De esta peregrinación podemos destacar la misa presidida por el Cardenal en la Basílica de la Agonía en Getsemaní, la visita de Mons Carlos Amigo al convento de San Salvador, sede de la Custodia de Tierra Santa y el ingreso solemne al Santo Sepulcro. En este acto, el lunes día siete, después de la procesión cotidiana, el Cardenal fue recibido por la comunidad Franciscana y el padre vicecustodio de Tierra Santa, fray Artemio Vítores, a las puertas de la subsodicha Basílica de la Resurrección. Desde la piedra de la Unción se fue hasta la entrada de la Tumba cantando el Te Deum. El padre Artemio dio un saludo al Cardenal y a los peregrinos, recordándoles el Misterio de la resurrección del Señor que les habría de iluminar en la vida cotidiana a la vuelta al quehacer de cada día. Seguidamente el padre Carlos Amigo se dirigió a los presentes agradeciendo a los franciscanos el servicio que hacen por la Iglesia Católica recordando su ser franciscano y el sentirse contento de haber encontrado a un grupo de su diocesis natal, Valladolid, que con el grupo de Sevilla coincidieron en el Santo Sepulcro. Seguidamente el Cardenal y el Grupo pudieron venerar la Tumba de Nuestro Señor Jesucristo.
Con ocasión de la visita de Mons. Carlos Amigo al Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, y a la comunidad franciscana del convento del Santísimo Salvador con quienes compartió la comida, fray Enrique Bermejo, antiguo alumno del Cardenal cuando enseñaba en el Centro de Estudios del Seminario Conciliar de Santiago de Composela, le hizo la siguiente entrevista.
Padre Carlos una vez más en Tierra Santa. ¿Qué le mueve a peregrinar a la tierra de Jesús?
Para venir a la tierra de Jesús, un cristiano no necesita muchas motivaciones, sino que es un deseo permanente de estar lo más cerca de Jesucristo. Incluso desde este punto, que podríamos llamar físico, de recorrer las huellas que Él ha dejado a su paso por la tierra. Pero de una forma más inmediata lo que me mueve es acompañar como pastor a estos grupos de peregrinos de la diócesis, que cada vez tienen mayor entusiasmo y además, también hay que decirlo, es uno de los viajes en los que las personas quieren repetir, porque han sido tales las vivencias que han sentido en estos Santos Lugares, que desean participar de nuevo. Gracias a que nosotros contamos con un magnífico director en nuestra oficina dedicada a peregrinaciones y turismo religioso y al esfuerzo que la misma hace a través de campañas de información y publicidad, se están dando muy buenos frutos y esta es la razón por la que estoy aquí en Tierra Santa acompañando este grupo de peregrinos.
¿Qué santuario o Lugar Santo le impresiona más?
Es curioso que son ya muchos años los que llevo viniendo a Tierra Santa, aquí uno piensa que ya lo conoce todo y encuentro siempre algo distinto, no porque hayan cambiado los lugares, sino porque se ve siempre una dimensión nueva, indiscutiblemente es el Espíritu del Señor el que te hace ver las cosas de forma diferente. Recuerdo que la primera vez que vine, aquello que más me impresionó fue el lago de Tiberíades, además de los santuarios naturalmente y el Santo Sepulcro… pero el lago de Tiberíades, me parecía que era el lugar donde estaba viendo a Jesucristo en tantas escenas y tan vivas. También me impresionó muchísimo una vez que celebré la Santa Misa, en el altar sobre el mismísimo Sepulcro del Señor; fue una experiencia única. Y desde luego hay un lugar donde uno participa particularmente de las actitudes y de la vida del Señor, me refiero a Getsemaní. Es decir cada sitio tiene sus vivencias, sus expresiones de fe, sus recuerdos. Siempre me gustó caminar por las calles de Jerusalén, la calle de la Amargura (Via dolorosa), la piedra de su pavimento y sus construcciones…ver las gentes de un sitio y otro, también pude verlo hace unos años con las calles vacías, gracias a Dios esta situación ya se ha superado.
Sevilla y Jerusalén, Semana Santa. ¿Qué relación haría usted entre estas dos ciudades de la Pasión y el Gozo de la Resurrección de nuestro Señor?
Muchas veces se ha dicho que Sevilla se convierte en Jerusalén al llegar la Semana Santa, pero tenemos que decir que la Semana Santa en Sevilla no son simplemente aquellos días entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección, sino que la Semana Santa se vive durante todo el año en las más de 600 cofradías y hermandades que tenemos y en los diversos cultos que con ellas celebramos a lo largo del año, además la Semana Santa no son solamente unos desfiles procesionales, vamos a decirlo así, durante una semana del año, sino que es acompañar a Jesucristo, particularmente en los misterios de su Pasión, Muerte y Resurrección. No es extraño que cuando venimos con los grupos de Sevilla a Tierra Santa, se haga una referencia entre el lugar, el acontecimiento, las palabras de Jesucristo y el titular de la cofradía, decir por ejemplo: “el Señor del Gran Poder pasaría por esta calle”, o “María Santísima de la Esperanza, estaría aquí junto a la Cruz de su hijo”, o “este es el lugar donde Caifás o Anás golpean al Señor de la Bofetada…”en fin esta unión existe, pero sobre todo lo que une es la celebración del mismo misterio.
Padre Carlos, yo le conocí en Santiago de Compostela, siendo usted aún fraile, hoy lo reencuentro a usted aquí en Jerusalén como Cardenal y al mismo tiempo usted siempre lleva consigo el espíritu franciscano, la vida de San Francisco…en definitiva, su carisma.
Es lógico que la primera vocación sea aquella que tenga las raíces mas profundas y naturalmente la vocación franciscana que me dio el Señor nunca me la ha quitado. No, debajo de los ropajes que uno lleva, o con los que le han vestido, a lo largo del tiempo, siempre en el fondo se conserva esta vocación franciscana, que por otro parte no ha dificultado en absoluto el ser obispo o cardenal de la Santa Iglesia, muy al contrario, ha sido una ayuda muy grande porque el espíritu franciscano es fundamentalmente el espíritu evangélico, que el padre San Francisco, quiso que tuvieran sus frailes y desde luego cuanto más franciscanos seamos, mejor vamos a cumplir con cualquier tipo de ministerio, porque en definitiva de lo que se trata es de seguir a Jesucristo en pobreza, en humildad y en alegría.
Hemos hablado de su formación franciscana y usted nos ha dejado ese mensaje a los frailes que moramos en esta tierra. ¿Qué mensaje dejaría a la Iglesia de España en la actualidad?
Más que un mensaje sería un recuerdo: que recuerden que un Pueblo sin raíces es un Pueblo sin futuro. A veces da la impresión de que quisiéramos cortar todas nuestras raíces. Hay que cuidar los árboles, hay que quitar aquello que no sería bueno, llegando incluso hasta las raíces, pero desde luego, no aniquilarlas por completo. Estamos procurando que la sociedad, la economía, la participación ciudadana, la democracia, para nosotros fundamentalmente la comunidad cristiana recuerden sus raíces cristianas, pues da la impresión a veces que estemos construyendo un edificio hermosísimo, magnífico y que al mismo tiempo estamos socavando sus cimientos, lo cual es absurdo por completo. Lo repito más que un mensaje, recordar que sin cimientos y sin raíces no hay un verdadero futuro.