Navidad 2006 | Custodia Terrae Sanctae

Navidad 2006

Queridos hermanos y hermanas,

Feliz Navidad: renovando la felicitación que expresa nuestra bienvenida al Consejero admirable, el Príncipe de la paz (Is. 9), apreciamos cuanto haya sido difícil y arduo seguir la invitación del Apóstol San Pablo (Rm. 12, 12-13): Alegraos en la esperanza, sed constantes en la tribulación, perseverantes en la oración, solecitos a las necesidades de los hermanos, presurosos en la hospitalidad. El fatigoso camino de este último año ha afligido nuestro corazón, nos ha hecho ser sordos a la premura del Señor: Ah! si escuchaseis hoy su voz (Sal. 95).

Feliz Navidad: Dios fiel a su proyecto de salvación, de nuevo nos viene al encuentro, requiriendo nuestro deseo de libertad: Ha aparecido la Gracia de Dios, portadora de salvación para todos los hombres, que nos enseña a vivir con sobriedad, justicia y piedad en este mundo (Ti. 2, 11).

¿Escuchas? Tus centinelas alzan la voz, ijuntos gritan de alegría porque ven con los ojos iel retorno del Señor a Sión (Is. 52,8).
¿Escuchas? Jesús aún una vez más nos invita al Evangelio, a la buena nueva anunciado a pequeños y pobres, a prisioneros y oprimidos. Sí, queremos tener el coraje de la esperanza y la fuerza del perdón; queremos creer no obstante todo que la paz prevalecerá sobre los pueblos que viven en tierra Santa: entonces les llamaran pueblo santo (Is. 62, 12).

¿Escuchas? queremos escuchar la voz de los centinelas que nos invitan a unirnos a su alegría, a creer en aquello que ven sus ojos: el retorno del Señor a Sión. Es la voz de los hombres de las bienaventuranzas, de aquellos que tienen hambre y sed de justicia, de quien sabe tener misericordia. Renovemos pues nuestra esperanza, seguros que Dios, que había ya hablado en tiempos antiguos en muchas ocasiones y de muchas maneras, en estos días nos ha hablado por medio del Hijo (Hb. 1, 1-2).

Esto os servirá de señal: encontrareis un recién nacido envuelto en pañales que yace en un pesebre (Lc 2, 12): delante de ese recién nacido encontraremos la verdad de nuestro propio ser hombres, hermanos, todos igualmente amados por el Padre.

A nosotros queda el deber de dar testimonio, suscitando el milagro del estupor ante las grandiosas obras del Señor.

En vísperas de celebrar el VIII centenario de la fundación de la Orden de los Frailes Menores, la Custodia de Tierra Santa extiende a todos su invitación y la felicitación franciscana. Volvamos al Evangelio, porque volver al Evangelio e acoger a Jesús, el único que puede justificar nuestra vida, llenarla de poesía, la belleza y el encanto de los orígenes.

Buona e santa festa di Natale
Fray Pierbattista Pizzaballa ofm Custodio de Tierra Santa