Natividad de la Virgen María: origen de la Salvación | Custodia Terrae Sanctae

Natividad de la Virgen María: origen de la Salvación

Siguiendo una antigua tradición, también este año la basílica de Santa Ana abrió sus puertas para permitir a los peregrinos que habían venido para la fiesta visitar y participar en la santa misa celebrada en honor de la Natividad de la beata Virgen María, en el lugar en que – según el protoevangelio de Santiago – se encontraba el hogar de Joaquín y Ana.

Llamado el “Evangelio de la infancia”, el apócrifo narra los primeros años de María y sitúa la casa de sus padres “no lejos del templo”. Durante la homilía fray StéphaneMilovitch, responsable de la Oficina de Patrimonio Cultural de la Custodia de Tierra Santa, hablódel episodio en que Joaquín fue expulsado del templo porque no tenía descendencia y él, desolado, decidió retirarse al desierto hasta que el Señor se le manifestase. Mientras, Ana, estéril, rezaba intensamente al Señor para que la bendijese. Y esta historia de ternura conmovió tanto a Dios que envió un ángel al desierto para consolar a Joaquín y asegurarle que tendría un hijo, que Ana consagra a Dios.

Ya desde el siglo V los peregrinos frecuentaban este lugar señalado como el sitio en el que se encontraba la piscina probática y la iglesia dedicada a “María donde nació”. Construida en 1192, tras la captura de Jerusalén y la reconquista de Saladino, el edificio se usó como escuela coránica y se prohibió el acceso a los cristianos. No fue hasta el siglo XV cuando los franciscanos obtuvieron un decreto real que les permitía la peregrinación al interior de la cripta dos veces al año – el 8 de diciembre y el 8 de septiembre. Debido a la imposibilidad de acceder al lugarpara los cristianos, los frailes eran descolgados con una cuerda por una ventana todavía visible desde el exterior.

Después de la guerra de Crimea, en 1856, el edificio y el terreno adyacente fueron donados a Francia por el sultán Abdul Majid y la basílica, restaurada, fue finalmente confiada en 1878 al instituto de los Misioneros de África (padres blancos). La relación entre Francia y la basílica, y entre Francia y Tierra Santa queda patente con la asistencia del cónsul francés, Pierre Cochard, a esta y a otras celebraciones litúrgicas, vinculadas a un protocolo especial.

Los acontecimientos históricos confirman aún más la voluntad de dar relevancia a la solemnidad que se celebra hoy justo aquí, en el lugar en que ocurrió. Son el signo paciente de una memoria fecunda cuyos frutos se encuentran en el presente pero también en la historia de la Salvación y en los escritos de los padres de la Iglesia. Así lo confirmaba fray Stéphane afirmando que los padres de la Iglesia “decían que María es para la Iglesia lo que la aurora es para el firmamento, María precede al sol”, es el origen de la Salvación, no solo para su época sino también y especialmente para la nuestra; “este día es comienzo y consagración y todos estamos invitados a dar gracias”.

Giovanni Malaspina