Más allá confusión: alumnos Magnificat campamento interreligioso

Más allá de la confusión: alumnos del Magnificat en el campamento interreligioso “Knüpfwerk”

Credits Photo © Custodia TS
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De la confusión de la torre de Babel a la fusión de historias, culturas e idiomas. Esta es la experiencia vivida por 55 jóvenes entre 13 y 22 años, que participaron en la tercera edición del “Knüpfwerk” del 27 de julio al 5 de agosto. Se trata de un campamento de verano interreligioso y musical promovido por el Instituto Magnificat de Jerusalén, la escuela de música de la Custodia de Tierra Santa, la asociación “Upper Room” de la diócesis de Viena y la organización alemana Faiths in tunede Berlín.  Después de Austria y Alemania, esta edición del campamento se celebró en Italia. Los jóvenes, junto con una veintena de animadores, fueron hospedados en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo. El centro se encuentra en una zona de los jardines del palacio apostólico (hasta hace unos años, residencia de verano del Papa), de cuya gestión se encarga el Movimiento de los Focolares.

Entramado

La palabra “Knüpfwerk” significa entramado, bordado. Se refiere a las tramas tejidas con distintos hilos de colores, en este caso, símbolo de diferentes culturas e identidades. Jóvenes de diversas procedencias culturales y religiosas se reunieron desde Austria, Alemania, Italia y Jerusalén para vivir una experiencia formativa de 360 grados. Entre ellos, también algunos alumnos del Instituto Magnificat de Jerusalén. En total, 14 chicos cristianos, judíos y musulmanes, acompañados por el director del instituto, fray Alberto J. Pari, y Angelie Villaluz, que tras su experiencia como estudiante, actualmente es una de las monitoras del campamento.  En Roma se unieron Giuliana Mettini, subdirectora del Magnificat, y Alessandro Caspoli, consejero.  A través de la música, el arte y la creatividad, pero también de la convivencia, a lo largo de diez días los jóvenes pasaron de la confusión inicial a un entramado de experiencias e idiomas, en un contexto de diálogo, inclusión y convivencia pacífica

Más allá de la confusión

Con-fusión,el reel torre de Babel” fue el lema de esta edición. El relato de la torre de Babel está presente en diferentes tradiciones religiosas y, de alguna manera, es familiar para los jóvenes. Mediante actividades, talleres, juegos y momentos de meditación y convivencia, los chicos reflexionaron sobre el tema de la confusión y la diversidad, y sobre la construcción de una convivencia pacífica, inclusiva y armoniosa.  Hubo también espacio para momentos de oración para cada religión, en los que los jóvenes podían participar libremente. Una jornada se dedicó a visitar Roma, y también hubo tiempo para darse un chapuzón en el lago de Castelgandolfo. “Los mezclamos lo más posible – explica fray Alberto –, tanto en las habitaciones como en los grupos de trabajo. La intención era que pudieran conocer gente nueva, hablar idiomas que no suelen hablar y salir un poco de su zona de confort. Es cierto que es algo difícil porque todos, al menos al principio, intentan estar con sus amigos, pero… la magia del encuentro ha brotado”.  En los pasillos del centro, las distintas lenguas ya no sonaban como fronteras entre distintos grupos sino como nuevas posibilidades para cada uno de conocer a gente diferente. Como un cuerpo, en el que los miembros, aunque distintos entre sí, se combinan para formar una unidad armoniosa.

El reel

Precisamente a partir del cuerpo y las distintas funciones de los diferentes miembros – pies, rodillas, abdomen, pecho, boca, ojos – los jóvenes “construyeron” sus Torres de Babel, especialmente aprovechando las nuevas tecnologías.  Divididos en cinco grupos, realizaron reels – breves contenidos de vídeo en formato vertical, creados mediante varias imágenes o vídeos – en los que explicaron su torre de Babel, empezando por los pies y la tierra hasta llegar a la cabeza y el cielo.  Todo el trabajo se reunió en un espectáculo final: no solo una yuxtaposición de piezas, sino un producto armonioso construido con la colaboración de cada uno.  “Cuando los hombres intentaban construir la gran torre, Dios confundió sus lenguas – cuenta fray Alberto –. Como nuestros jóvenes procedían de muchos países, idiomas y culturas diferentes, queríamos llegar de la confusión a la fusión, de la con-fusión a la co-fusión”. Un experimento conseguido.

Marinella Bandini