Las escuelas de la Custodia en apoyo de los estudiantes, incluso en tiempo de pandemia | Custodia Terrae Sanctae

Las escuelas de la Custodia en apoyo de los estudiantes, incluso en tiempo de pandemia

Israel, Palestina, Jordania, Chipre y Argentina: son los países donde la Custodia de Tierra Santa atiende a más de 11.000 estudiantes, distribuidos en quince escuelas. Desde hace siglos, la educación está en el centro de la actividad de los franciscanos de Tierra Santa y no ha dejado de estarlo ni siquiera en este año difícil debido a la pandemia del coronavirus.  Muchas escuelas han tenido que cerrar sus puertas y dar sus clases solamente online, con todos los problemas asociados. Estas semanas, en las que se han celebrado o se llevarán a cabo las ceremonias de graduaciónde los alumnos, para las escuelas de Tierra Santa es tiempo de hacer balance.

Ha sido el año más difícil para todas las escuelas, pero hemos intentado resolver los problemas con la tecnología, mediante clases online y, gracias a Dios, hemos llegado hasta el final – explica fray Ibrahim Faltas, director de la oficina central de las escuelas de Tierra Santa –. Era todo un reto, sobre todo para los chicos, y creo que hemos logrado superarlo”. Durante estos meses difíciles, a pesar de las dificultades económicas por el impago de las tasas académicas, todos los profesores (más de mil empleados) siguieron recibiendo su sueldo.  “Conocemos la situación y sabemos que hay gente que no trabaja desde hace 17 meses y, por ello, hemos seguido adelante con las escuelas de todos modos. Hicimos algunos sacrificios, pero la Custodia intentó cubrir el déficit provocado por la pandemia. El objetivo era solo uno: permitir que los alumnos siguieran con el año académico y poder proteger a los profesores”, continúa fray Ibrahim, que también es director de las escuelas de Tierra Santa de Jerusalén y Belén.

Todas las escuelas han sufrido durante estos meses, pero especialmente las dos escuelas de Belén. “Muchos en Belén se dedican al sector turístico y no han podido seguir trabajando – continúa el fraile –. En Jordania, solo se pudo asistir quince días en todo el año. Por eso, tuvimos que ocuparnos también de todos los que no tenían medios adecuados para seguir las clases. Hemos proporcionado a muchos alumnos el equipamiento necesario y, cuando se ha podido, hemos intentado que los chicos volvieran a clase con seguridad”. Las clases, de hecho, se dividieron en dos grupos que se alternaban para seguir las lecciones online o conectados desde casa.

Debido a la pandemia ha sido un año problemático – explica fray AbdelMasihFahim, director de las escuelas de Tierra Santa de Jaffa y Ramla –. El objetivo de la escuela no es solo la enseñanza, sino también la educación en su sentido más amplio, y no se puede educar sin la dimensión del encuentro. Me alegra que se haya encontrado una solución también en este periodo, a través de zoom o de otros medios, pero ha faltado el encuentro entre los alumnos, los profesores y los compañeros”. Según el fraile, es necesario practicar la educación y no solo “escucharla” a través de zoom, y esto ha creado una nueva situación.  “Cuando volvieron al colegio, de hecho, algunos alumnos exteriorizaron dificultades – continúa fray AbdelMasih – Algunos tenían problemas con los familiares, otros habían adquirido hábitos diferentes en la manera de estudiar, en la relaciones con los demás. Es ahora cuando nos enfrentamos con los problemas de la pandemia”. A pesar de las dificultades, los franciscanos pueden decir que han permanecido siempre al lado de los alumnos y que han llevado a término este año escolar, intentando siempre educar en la fraternidad y el respeto mutuos.

La explosión de tensiones y violencia en las ciudades habitadas por palestinos e israelíes, sin embargo, marcó otro capítulo doloroso de este año escolar.

“En nuestras escuelas tenemos una buena relación entre todos, cristianos, musulmanes y judíos – explica fray Simon Pietro Herro, director de las escuelas de Tierra Santa de Haifa, Nazaret y Acre –. Por eso, también recientemente celebramos una reunión con las autoridades religiosas y civiles para hablar de la violencia que ha sacudido a Acre. No lo esperábamos, después de todos estos años de convivencia pacífica. Les expliqué que, desde el punto de vista educativo, aquí trabajamos para construir puentes de paz, no solo con cristianos y musulmanes, sino también con los judíos.  Hemos programado ya iniciativas para organizar algunos cursos extraescolares a los que puedan asistir tanto alumnos de nuestra escuela como los de una escuela judía”. También en Haifa, Nazaret y Acre este año académico está a punto de acabar, pero los frailes franciscanos están dispuestos a continuar con su labor de educación en la fraternidad también en los años venideros. Como afirma fray Simon Pietro Herro: “No queremos más guerra y sangre: queremos seguir construyendo puentes de paz”.

 

 

Beatrice Guarrera