La Palabra de Dios se revela en las Escrituras

Sexta peregrinación cuaresmal a Betfagé

La víspera del Domingo de Ramos, el sábado 12 de abril, los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa celebraron la sexta y última peregrinación cuaresmal. La celebración se llevó a cabo en el santuario de Betfagé, situado en la ladera oriental del Monte de los Olivos, en el antiguo camino que conducía a Betania. Aquí se conmemora el encuentro de Jesús con Marta y María antes de resucitar a Lázaro. En este mismo lugar, según los evangelios, los discípulos enviados por Cristo encontraron el asno que usó para su entrada en Jerusalén.

Jesús no es un rey político

En su homilía, fray Ulise Zarza subrayó algunos aspectos de las Escrituras que se refieren a la entrada de Jesús en Jerusalén, el comienzo de su pasión, muerte y resurrección.

Destacó el aspecto de la humildad de Jesús, que entra sobre un burro, transformando la idea de un rey poderoso; una idea alejada del imaginario común de hoy y de entonces.

“El Antiguo Testamento se manifiesta en cada acción de Jesús: el rey Mesías entra humildemente en la ciudad santa. No es un rey al estilo de los zelotas, no es un rey político. En esta escena, Jesús se define a sí mismo como Kyrios (κύριος), cuando dice a los discípulos que respondan: «el Señor lo necesita»; este título quedará claro para los discípulos solo después de la Pascua, cuando se manifieste como el Señor de la vida que vence a la muerte”.

Bendito el que viene en nombre del Señor

Fray Ulise continuó su homilía enfatizando el significado de que Jesús se revele como rey, pero un rey que viene a servir y no a ser servido.

“Quien baja del Monte de los Olivos no es un simple hombre que reclama un reino temporal, sino que es el Señor, el Hijo de Dios, rey y Mesías que trae la liberación a su pueblo; en él se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento, en él se manifiestan todas las promesas hechas a los patriarcas: el Dios eterno se ha hecho humilde y se presenta como el Siervo Rey. En lasEscrituras, por tanto, aprendemos a conocer quién es verdaderamente el Cristo el Señor”.

La manifestación del Antiguo y el Nuevo Testamento

Al final de su homilía, fray Ulise recordó que Jesús es la culminación de las Escrituras, la unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

“[…] Los Padres de la Iglesia, al leer este pasaje, especialmente en el cortejo que acompañaba a Jesús en su entrada a Jerusalén, ven la manifestación del Antiguo y del Nuevo Testamento, y en Jesús a aquel que lleva a su cumplimiento todas las promesas de Dios. […] El Antiguo y el Nuevo Testamento, representados por los profetas y los apóstoles, unen sus voces para alabar al Señor Jesucristo, lo manifiestan y lo proclaman Señor; Él es la culminación de todas las Escrituras, Él es el rey Mesías, el Hijo de Dios encarnado; ¡a Él, gloria y alabanza por los siglos de los siglos, amén!”

Francesco Guaraldi

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