La Semana de oración por la unidad de los cristianos se encuentra en su punto de inflexión en Tierra Santa. El quinto día, la oración ecuménica será albergada por los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa en la iglesia de San Salvador, en Jerusalén.
Una cita “especialmente significativa en este momento difícil en que vivimos, caracterizado por el conflicto, el odio y el deseo de venganza más que por la tendencia a la unidad y a la reconciliación”, subrayó el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que presidió la oración.
La oración en San Salvador
Este año, el lema de la Semana de oración es “Amarás al Señor, tu Dios, … y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27). También hoy muchos fieles – religiosos y laicos – se reunieron para pedir a Dios el don de la unidad entre los discípulos de Jesús. Los cantos gregorianos, típicos de la tradición latina y franciscana, acompañaron y subrayaron los pasajes principales de la oración. Tras el saludo inicial y una oración penitencial, los presentes intercambiaron el signo de la paz, y luego se proclamó la Palabra de Dios.
En su homilía, después de leer la parábola del buen samaritano (Lc 10, 25-37), el Custodio de Tierra Santa invitó a “reflexionar sobre el mandamiento del amor” y “de qué manera podemos cumplir este mandamiento como Iglesias y comunidades cristianas de Tierra Santa”. Según fray Patton, “el punto de encuentro entre nosotros no debe buscarse principalmente en el plano teórico de las ideas, sino en el plano práctico del amor por las personas que Dios pone en nuestro camino, sin distinción de género, edad, raza ni religión”.
Perseguidos por ser cristianos
El Custodio sugirió identificarse con el hombre de la parábola, asaltado, herido y abandonado en el camino. “Como cristianos de Tierra Santa, ya tenemos un elemento ecuménico que nos une, el elemento del sufrimiento común. No se nos ataca por ser católicos, ortodoxos, armenios, sirios, coptos, anglicanos o luteranos”, sino que “estamos en el punto de mira simplemente por ser cristianos. Los que quieren atacarnos, nos perciben ya como una realidad única. Creo que en esto hay una petición por parte del Espíritu Santo para que también nosotros aprendamos a reconocernos cada vez más como parte de un único cuerpo”.
La celebración prosiguió con la oración de los fieles y el rezo del Padrenuestro en varios idiomas, y la bendición final impartida por el Custodio de Tierra Santa y por cada uno de los representantes de las Iglesias cristianas.
Marinella Bandini
