La imposición de la ceniza marca el comienzo de la Cuaresma en Jerusalén

El 5 de marzo, con la celebración del Miércoles de Ceniza, empezó el tiempo de Cuaresma, un periodo de cuarenta días de oración, ayuno y penitencia que prepara a los cristianos para la Pascua. También en Jerusalén, el comienzo de la Cuaresma estuvo marcado por las celebraciones comunitarias en varios conventos. 

Cuaresma, tiempo de gracia y conversión

A las 6:30 de la mañana en el Santo Sepulcro, los frailes franciscanos celebraron la misa presidida por el guardián del convento, fray Stéphane Milovitch, y concelebrada por fray Marcelo Cichinelli, de la Comisaría de Tierra Santa en Argentina.

En su homilía, fray Marcelo subrayó el valor de la Cuaresma como tiempo de gracia y de conversión, afirmando que: “para nosotros, herederos del Reino de los Cielos, la Cuaresma se presenta como una oportunidad ofrecida por el amor de la Madre Iglesia para arrepentirnos, reencontrarnos y para ser más conscientes de la predilección de Dios por cada uno de nosotros”.

La misa con la comunidad local

A las 8:00 de la mañana, en la parroquia de San Salvador, tuvo lugar la misa para la comunidad local. La celebración fue presidida por fray Tony Choukry, ecónomo de la Custodia, con la concelebración de fray Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia y el párroco fray Amjad Sabbara.

La misa en San Salvador involucró de manera especial a los alumnos y profesores del Terra Sancta School de Jerusalén, así como a todas las personas empleadas en obra de la Custodia. La presencia de la comunidad local y de los jóvenes alumnos hizo el momento de oración aún más significativo, ofreciendo a los fieles la oportunidad de iniciar el camino cuaresmal en unión y comunidad.

Buscar una relación íntima con Dios

Durante la homilía, fray Tony Choukry invitó a los fieles a vivir la Cuaresma como un tiempo para profundizar en su relación personal con Dios. “En el evangelio de hoy – subrayó fray Tony – el Señor nos invita a hacer una elección: Él o el mundo. Este es nuestro camino cuaresmal: escoger a Dios y no al mundo, crear una relación íntima con Él, entre Padre e hijos, que nos da la vida eterna”.

Durante las celebraciones tuvo lugar el tradicional rito de la imposición de la ceniza. Las cenizas bendecidas, obtenidas de las ramas de olivo del Domingo de Ramos del año anterior, quieren recordar la caducidad de la vida terrenal y animar a los fieles a realizar el compromiso penitencial de la Cuaresma.

Lucia Borgato

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