Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en Jerusalén

En la Basílica de la Resurrección (Santo Sepulcro) algunas fiestas las celebra la Comunidad Franciscana que vive en las dependencias de la Basílica (convento), de otras fiestas se encarga de celebrarlas la Comunidad del convento central de la Custodia de Tierra Santa, Santísimo Salvador, situado en el barrio cristiano, en la parte más alta de la ciudad vieja.

Para ir a la Basílica los frailes bajan de manera oficial con los kawas que preceden. En el caso de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz de unas celebraciones se encarga la Comunidad de la Basílica y para celebrar la Misa mayor bajan los frailes acompañando al padre Vicario de la Custodia, en la actualidad fray Artemio Víctores González.

En el día de ayer, 14 de septiembre del 2005, los frailes de san Salvador bajaron a la Basílica a las 9 menos cuarto. Poco más tarde de las 10 se ordenó la procesión. De la capilla de la Aparición se dirigieron al Calvario pasando delante de la Tumba de la Resurrección.

El padre Vicario llevaba la reliquia de la Santa Cruz. El Calvario estaba lleno de fieles, parecía el Viernes Santo por la afluencia de gentes. Al llegar al Calvario la reliquia (pequeña) fue colocada sobre el altar de la Crucifixión e incensada por el presidente de la celebración.

Los fieles seguían la Misa con atención. Después de las lecturas el padre Artemio habló en la homilía del significado de la Cruz y de su incidencia en la vida de los cristianos: peregrinos y habitantes de Jerusalén. Elevó la súplica de que el valor de la redención de la Cruz se hiciera realidad en la comprensión entre los pueblos que habitan esta tierra, de modo que desaparecieran las barreras espirituales y tangibles. Hubo concelebrantes, frailes, sacerdotes y entre ellos un obispo auxiliar de la diócesis de Madrid. El himno Vexila Regis fue cantado con emoción por la asamblea.

Terminada la Misa se volvió hacia la Capilla de la Aparición. Pero antes de llegar se detuvo la asamblea ante el altar de Santa María Magdalena.

Allí se depositó la reliquia de la Cruz, se la incensó, se hicieron las preces acostumbradas y se dio a besar a los fieles que dejaron la basílica envuelta en la luz del hermoso día que a todos recordaba la Resurrección del que había sufrido por nosotros en la Cruz.

fray Enrique Bermejo Cabrera

La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en Jerusalén antiguamente