Fiesta de la Ascensión: Una larga noche de oración en el Monte de los Olivos | Custodia Terrae Sanctae

Fiesta de la Ascensión: Una larga noche de oración en el Monte de los Olivos

La noche es el momento más especial de la fiesta de la Ascensión en Jerusalén. En la cima del Monte de los Olivos, en el lugar donde se recuerdan los últimos instantes de Jesús en la tierra, desde por la mañana se alternan el rezo de la liturgia de las horas y la vigilia de oración especialmente rica en cantos y lecturas, cuando ya todo el lugar se ha oscurecido desde hace algunas horas 

Las carpas iluminadas satisfacen las diferentes necesidades de aquellos que pasarán la noche en este lugar. El complejo, cerrado por muros, que rodea a la capilla es gestionado, de hecho, por la comunidad musulmana, y solo en ocasión de la Ascensión los cristianos pueden celebrar aquí la Santa Misa, que es la verdadera protagonista de la vigilia, ya que las celebraciones eucarísticas se suceden durante toda la noche, en diferentes lenguas, incluso simultáneamente, dentro y alrededor de la capilla octogonal.

El punto culminante de las celebraciones es la misa solemne de la mañana, presidida por el vicario de la Custodia de Tierra Santa. 

Fr. DOBROMIR JASZTAL, ofm
Vicario de la Custodia de Tierra Santa
Estar en el día de la Ascensión aquí, en el lugar que la tradición nos marca como lugar de la Ascensión es siempre emocionante. Es también un gran regalo de gracia. Algo que creo que es muy importante en la vivencia de esta experiencia aquí, precisamente en este lugar, es que cada uno de nosotros pueda preguntarse lo que Jesús entregó a sus discípulos ascendiendo al cielo. Él cumplió su misión, pero entregó a los discípulos la suya. La misión es importantísima porque con esta misión a todo el mundo, a cada hombre se le comunica y se transmite también la salvación operada por Jesús mismo.

En algunos países la Ascensión es también fiesta nacional. En Italia a la solemnidad de la Ascensión se unen algunas fiestas y manifestaciones tradicionales populares vinculadas al agua, como en Venecia, Bari y Florencia. En muchos países se celebra el domingo siguiente al jueves que hace cuarenta días después de Pascua. En Jerusalén, fieles de todo el mundo participaron en la santa misa de la mañana: Cada uno lleva consigo recuerdos y emociones especiales.

CATHERINE REILLY LA PORTE
Estados Unidos
"Me ha recordado cuando era pequeña que recibíamos globos y los soltábamos para el Niño Jesús. Mirábamos al cielo para ver los globos. Hoy me siento como esos globo."

BENJAMIN LOW
Singapur
"Es un sueño que se convierte en realidad venir aquí y celebrar la fiesta de la Ascensión de Nuestro Señor. No sé cómo describirlo... ¡Estoy tan contento! Son muchos los sentimientos que siento en mi cabeza: Alegría, felicidad y gratitud al mismo tiempo por haber venido aquí, en este sueño de una vida para participar en la misa en la capilla de la Ascensión."

JADWIGA SIEWKO
Polonia
"Estoy muy contenta porque estoy aquí por primera vez. Era importante expresar mi oración en este lugar, importante para la Santa Iglesia y para todos los peregrinos católicos."

Tras la larga noche de vigilia, la luz trae consigo la alegría de la fiesta de la Ascensión: Cristo asciende al cielo, pero deja a los suyos con la promesa del don del Espíritu Santo.

LOÏC HERWÉ
Francia
"Llevaré toda la fuerza espiritual de la ciudad de Jerusalén, incluso el polvo de nuestros zapatos, y seremos testimonios de lo que hemos vivido aquí, también junto a la comunidad cristiana. En una forma de apoyarnos allí en Francia, a partir de Jerusalén."

 

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