En el santuario de la Gruta de la Leche para recordar la huida a Egipto de la Sagrada Familia | Custodia Terrae Sanctae

En el santuario de la Gruta de la Leche para recordar la huida a Egipto de la Sagrada Familia

Para celebrar dignamente este especial año de San José, convocado por el papa Francisco, la Custodia de Tierra Santa ha organizado liturgias especiales durante todo 2021, en los lugares santos vinculados a la vida de San José. Por eso, el 19 de octubre los frailes franciscanos se reunieron en el santuario de la Gruta de la Leche en Belén.

Tras de la solemnidad de San José del 19 de marzo y de la fiesta de San José obrero del 1 de mayo, esta misa quería conmemorar la huida de la Sagrada Familia a Egipto, precisamente en el santuario de la Gruta de la Leche, la primera etapa de este exilio, que también conserva el recuerdo del gesto materno de María amamantando al Niño Jesús.

“En esta celebración queremos rezar de forma especial por todos los que hoy, como la Sagrada Familia, se ven obligados a recorrer el camino del exilio”, expresó el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que presidió la celebración.

En su homilía, el Custodio subrayó tres características fundamentales de la historia de San José, que surgen del evangelio de Mateo: su constante capacidad de confiar en Dios, que luego se traduce en obediencia a Dios; su cuidado hacia el Niño Jesús y su madre María; y la realización de las Escrituras, gracias a su obediencia, que hace posible concretar la Salvación de Dios, a través de su Hijo Jesús.  Estos elementos deben hacernos reflexionar sobre las enseñanzas que San José nos dejó a todos, para después llevarnos a actualizar su historia en nuestro tiempo: “José se encuentra en la misma situación en la que se encuentran muchos de nuestros cristianos de Tierra Santa, de Gaza y de Belén, de Siria, del Líbano y de Iraq, pero también de muchos otros países de Asia, África y América Latina, ellos también huyendo, no por elección sino por necesidad”.

“Celebrar aquí en Belén, en este lugar de la primera parada de la Sagrada Familia en su huida a Egipto, debe, por tanto, hacernos más sensibles hacia quienes hoy se encuentran en la situación de José, que se ve obligado a tomar al niño Jesús y a su madre María y escapar. Si esto no sucede, toda nuestra devoción será inútil”, afirmó fray Francesco Patton.

Al final de la celebración, la asamblea recitó el Angelus Domini in honorem sancti Ioseph, la misma oración semanal que se recita en la casa de San José en Nazaret.

El santuario de la Gruta de la Leche, a pocos pasos de la basílica de la Natividad, ha sido venerado desde hace siglos, gracias a las leyendas asociadas a este lugar. La primera (que se remonta al siglo VI), sostiene que la Virgen se escondió allí durante la matanza de los inocentes, mientras la segunda leyenda narra que, con las prisas de la partida para huir a Egipto, algunas gotas de leche de la Virgen María, que estaba amamantando a Jesús, cayeron al suelo y cambiaron el color de la roca de rosa a blanco. El polvo de la roca ha sido objeto de culto al menos desde principios del siglo IX, cuando hay evidencia de que Carlomagno lo recibió como regalo. Según la devoción popular, el polvo de la Gruta de la Leche ayudaría a devolver la leche a las mujeres que acaban de dar a luz o a curar problemas de infertilidad.

El santuario está custodiado por los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y la restauración de la gruta se completó en 2007.

 

Beatrice Guarrera