El jueves 20 de marzo, se celebró la primera peregrinación cuaresmal en el santuario franciscano del Dominus Flevit, en el Monte de los Olivos. Aquí, los frailes de la Custodia de Tierra Santa meditaron sobre el misterio del llanto de Cristo, que se conmemora en este lugar.
Las peregrinaciones cuaresmales son celebraciones litúrgicas semanales que se llevan a cabo en Jerusalén y sus alrededores, en los lugares vinculados a los hechos de la Pasión de Jesús. Durante este tiempo litúrgico, los cristianos tienen la oportunidad de vivir un recorrido especial de meditación, deteniéndose en oración en los lugares de la Pasión.
El santuario del Dominus Flevit (literalmente, “el Señor lloró”), se encuentra en el lugar donde Jesús lloró sobre Jerusalén, profetizando su destrucción, como narra el evangelista Lucas (Lc 19,41-44). El santuario fue construido en 1950. El proyecto fue diseñado por el arquitecto Antonio Barluzzi, por encargo de los franciscanos. La forma del edificio recuerda la de una gota, en referencia a las lágrimas derramadas por Jesús.
La celebración eucarística fue presidida por fray Johnny Jallouf, vicepárroco de San Salvador y concelebrada por fray Piermarco Luciano, vicario de la fraternidad de San Salvador, y por fray Sebastiano Eclimes, superior del santuario del Dominus Flevit.
Las homilías de las peregrinaciones, este año, se han encargado a fray Ulise Zarza, formador en el seminario teológico de Jerusalén y profesor de patrística en el Estudio Teológico Gerosolimitano.
En su homilía, fray Ulise se centró en el misterio del llanto de Cristo sobre Jerusalén. “Llora por ella. Jesús seguramente lloró cuando era niño en Belén, y lloró por su amigo Lázaro; sin embargo, ahora su llanto es diferente. El motivo del llanto del Hijo de Dios es el rechazo de su amor infinito por parte de los hombres, porque no reconocieron el momento en que fueron visitados”.
Este año se celebra el 1700 aniversario del Concilio de Nicea (325): las homilías de fray Ulise mostrarán una referencia continua a este acontecimiento histórico durante el cual se concretó y formuló la fe en Dios uno y trino, y en Jesucristo, Hijo de Dios encarnado, verdadero Dios y verdadero hombre.
“Meditaremos el Evangelio a la luz de las enseñanzas de Nicea, especialmente las aportadas por los padres de la Iglesia”, explica fray Ulise. “Durante las peregrinaciones cuaresmales visitaremos los lugares de la Pasión del Señor, escucharemos el pasaje evangélico correspondiente y lo leeremos con una perspectiva más eclesial, según las enseñanzas de Nicea”.
Al final de las peregrinaciones, todas las homilías serán recogidas y publicadas en un único volumen. “La idea de ponerlas a disposición nace del deseo de que todos sean conscientes de la actualidad del mensaje que dejó Nicea hace 1700 años”, concluyó fray Ulise.
Lucia Borgato