El difícil camino de Emaús | Custodia Terrae Sanctae

El difícil camino de Emaús

Domingo, 26 de septiembre. El santuario franciscano de Emaús al-Qubaibeh ha acogido a su primer grupo de peregrinos después de cuatro meses. Con motivo de la fiesta de los santos Cleofás y Simeón, la Custodia no ha dejado de organizar la tradicional peregrinación a este pueblecito de la Cisjordania donde la tradición sitúa el encuentro de Jesús con los dos discípulos que caminaban “con cara triste”.
En el autobús que conduce a los frailes a Emaús, el padre Beda no reconoce el camino, y tiene razón. El camino tradicional, que cada año es más difícil de atravesar, está ahora totalmente cortado. Para enlazar sus dos asentamientos, los israelíes han construido una carretera en esta zona palestina y, por “motivos de seguridad”, han construido otra para uso exclusivo de los palestinos. Pero, ¿es realmente un camino? A izquierda y derecha se yerguen altos muros coronados por alambradas de espino. Sobre nuestra cabeza no se ve el cielo y, a nuestro alrededor, ha desaparecido el paisaje.

Además, para poder acceder a esta carretera, la peregrinación de la Custodia ha tenido que pedir permiso y le ha sido concedido como favor la apertura excepcional del punto de contro de Mahane Givon, evitando así tener que entrar en Cisjordania a través del punto de control de Qalandiya. Ha sido un favor que, no obstante, ha supuesto tener que esperar veinte minutos. Pero es un favor del que no goza fray Franciszek Wiater, guardián del santuario. Para ir a Jerusalén, que está a tan sólo 11 kilómetros, tarda como mínimo una hora, y “todo depende del tiempo de espera en Qalandiya. Pueden llegar a ser dos horas”.

Éste es el motivo de que ningún grupo venga ya a Emaús al-Qubaibeh. “No es que no haya grupos que no quieran venir a celebrar aquí –asegura el portero del convento-, pero cuando se les explica cómo llegar al convento, desisten de hacerlo”.

Comentando esta situación, fray Artemio Vítores, vicario custodial, ha comparado la carretera a un difícil camino “que los hombres se empeñan en hacer todavía más difícil. Durante la misa, hemos rezado por la paz, para que estos muros puedan desaparecer y los hombres puedan encontrar caminos de comunicación”.

Este espíritu de esperanza es el que ha destacado durante la homilía de la misa que ha presidido. “¿Estamos realmente convencidos de que Jesús es el centro de nuestra vida y que la Cruz es el camino hacia la gloria de la Resurrección? A nosotros nos toca pedir al Señor que se quede con nosotros para que pasemos de la tristeza a la alegría de la Pascua, del pesimismo al entusiasmo”.

Convencida y reconfortada por Cristo durante la eucaristía, la pequeña asamblea, a la que se han unido los pocos cristianos de los alrededores, se ha vuelto a reunir para un almuerzo fraterno en el refectorio del convento.

Tras el almuerzo, los frailes han vuelto por la misma carretera, con el deseo de llevar a Jerusalén esta noticia: “¡Realmente Él ha vencido a la muerte y ha resucitado!”.

Para leer la homilía de fray Artemio Vítores, hacer click aquí (en italiano).

Mab