El Convento de San Salvador cuida de su patrimonio | Custodia Terrae Sanctae

El Convento de San Salvador cuida de su patrimonio

El Convento de San Salvador es el “cuartel general” de la Custodia de Tierra Santa en Jerusalén. Aquí se estableció desde el año 1559, es decir desde hace 447 años… Ciertamente el convento no tenía entonces las dimensiones de hoy, que se establecen a partir del año 1884 (122 años). Esta fecha marca el inicio de las labores de construcción de la iglesia actual. Terminada en el 1886, este año cumple su 120º aniversario.

En San Salvador, como en cualquier edificio, hay siempre cosas que reparar, y las reparaciones, como ocurre con todos los monumentos antiguos, se tratan casi siempre de restauraciones. Así, la infiltración del agua, causada por un fallo en el aislamiento del techo sobre la iglesia y la sacristía, exigía una reparación, pero el daño que el agua ha causado en las pinturas necesitaba de una restauración.
Y no es la primera vez, porque en el año 1985, fra Basilio Talatinian, entonces guardián del Convento de San Salvador, ya lo había mandado reparar con ocasión del centenario de la consagración de la iglesia.

Todavía una vez más, el tejado estaba dañado. Así, bajo el estímulo del actual guardián, fra Jerzy Kraj, se han encargado las labores e Víctor, un restaurador ruso cristiano de nacionalidad israelí. La labor que ha desempeñado ha sido mayor porque, además de restaurar las pinturas, ha embellecido el techo de la sacristía con el emblema de la Custodia, además ha reparado y barnizado de nuevo los muebles de madera de la sacristía y los escaños del coro.
Al mismo tiempo Sacha, un voluntario ruso de la Custodia, se ha dedicado al minucioso trabajo de limpiar los dos candelabros del coro: casi un trabajo de orfebre, realizado con un cepillo de dientes. Los candelabros de plata, de casi dos metros, se fabricaron en Venecia el año 1762 para la Basílica del Santo Sepulcro. Después de esto, el mismo Sacha ha puesto orden entre los paramentos litúrgicos de la sacristía, entre los que se encontraban bordados, auténticas obras de arte.

El convento esconde también otros tesoros, y alguno de ellos, de vez en cuando, salen de los muros del mismo para formar parte de alguna exposición. Pero aquí hay lo suficiente como para organizar una… si no todo un museo… y en espera de eso, la Custodia cuida de su patrimonio.

MAB