El Capítulo de la Custodia se clausura con la fiesta de la Dedicación de la basílica del Santo Sepulcro | Custodia Terrae Sanctae

El Capítulo de la Custodia se clausura con la fiesta de la Dedicación de la basílica del Santo Sepulcro

Con la misa solemne celebrada en la basílica del santo Sepulcro, el viernes 15 de julio concluyó el Capítulo custodial que los últimos diez días ha tenido ocupados a los frailes de la Custodia de Tierra Santa en definir las directrices de la vida de la Custodia para los próximos tres años.

La ocasión fue la festividad de la Dedicación de la basílica del Santo Sepulcro, en la que se celebra la unión entre el Señor, que es el verdadero “templo de Dios”, y la Iglesia-comunidad de los fieles, edificada sobre Cristo y formada por “piedras vivas”.

La fiesta se remonta a la época cruzada. La inauguración de la basílica que aun hoy acoge a los peregrinos, de hecho, tuvo lugar el 15 de julio de 1149 y desde entonces cada año el mismo día se le rinde homenaje con una celebración.

Para entender la relevancia de esta fecha basta recordar que esta iglesia es la única que fue consagrada por el mismo Cristo con su sangre, ya que este el lugar donde se consumó su sacrificio y donde, al resucitar, venció a la muerte.

La liturgia comenzó con la procesión, encabezada por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, hasta la tumba vacía, en cuyo interior, en la capilla del Ángel, estaba colocado el altar.

“Hemos llegado al final de nuestro Capítulo custodial y una vez más hemos venido a celebrar la Eucaristía aquí, al Santo Sepulcro, el santuario que justifica nuestro ser custodios de los Santos Lugares, el lugar que está en el origen de nuestra fe y de nuestra misión”.  Así se expresaba el padre Custodio en su homilía, refiriéndose al encargo de los santos lugares a los franciscanos en 1342 por parte de la Iglesia.

La importancia de este lugar santo fue el centro de la homilía de fray Francesco, que reiteró repetidamente cómo el Santo Sepulcro recuerda a toda la comunidad de los frailes de la Custodia la forma de dar testimonio de fe a través de la misión encomendada: “Aprendemos del Siervo del Señor a ser testigos a través de un estilo de servicio que llega hasta la entrega de sí mismo. Somos siervos, dispuestos a servir incluso a costa de nuestra vida. Esta forma de testimonio debe aplicarse en los santuarios, en las parroquias, en las escuelas y en cualquier sitio donde estemos presentes como frailes menores de Tierra Santa”.

Un llamamiento, por tanto, dirigido a la fraternidad custodial y pronunciado por fray Patton precisamente al final de un viaje capitular que ha ocupado a la Custodia en los últimos días y durante el cual se centró la atención en el papel y la misión de los franciscanos para el próximo trienio en Tierra Santa.

Una reflexión que instó a los presentes a anunciar a todos a Jesús resucitado: “Aunque nuestro anuncio parezca a los escépticos un desvarío fruto de alucinaciones, a los materialistas algo absurdo imposible de realizar y de verificar, e incluso a algunos una pretensión descabellada, ¡no importa! Seguiremos anunciándolo porque no existe ningún otro anuncio que pueda dar pleno sentido y cumplimiento a la vida de la humanidad y de cada persona”.

Con estas palabras, el Custodio concluyó la homilía y abrió simbólicamente un trienio bajo el signo de una renovada misión pastoral para toda la fraternidad franciscana.

El pasado sábado 9 de julio, el Capítulo renovó los cargos custodiales, nombrando un nuevo vicario y los nuevos discretos para los próximos tres años.

 

Filippo De Grazia