Belén: Nochebuena en el lugar del nacimiento de Jesús | Custodia Terrae Sanctae

Belén: Nochebuena en el lugar del nacimiento de Jesús

Una Nochebuena diferente, pero respetando las tradiciones: a pesar de las dificultades debidas a la pandemia del coronavirus, también este año se llevaron a cabo en Belén las celebraciones del 24 de diciembre.  Presidió las liturgias el Patriarca Latino de Jerusalén, monseñor Pierbattista Pizzaballa, en la que fue su primera salida pública después del finalizar la cuarentena por haber contraído el coronavirus.

Monseñor Pizzaballa comenzó la Nochebuena en Jerusalén en la sede del Patriarcado Latino, donde recibió a fray Amjad Sabbara, párroco de la iglesia latina de Jerusalén, y a algunos cristianos locales.  Desde allí, se dirigió a Belén, siguiendo un recorrido preestablecido, durante el que el Patriarca se reúne con diferentes autoridades civiles y religiosas.

En el camino, la primera parada fue frente al convento greco-ortodoxo de Mar Elías, donde lo esperaban el párroco y el alcalde del municipio de Beit Jala. El párroco de la iglesia latina de Belén, fray Rami Asakireh, y el alcalde de Beit Sahour, por su parte, recibieron al Patriarca Latino ante la tumba de Raquel.

A pesar de las restricciones que impedían la habitual participación popular masiva, un Belén en fiesta saludó la llegada del obispo.  De hecho, poniendo música con sus tambores estaban los once grupos scout de Belén, Yenín (Burqin) y Jerusalén, que desfilaron en procesión, siguiendo la tradición local. Después, monseñor Pierbattista Pizzabala realizó su entrada en la plaza del Pesebre, donde pudo recibir la felicitación del alcalde de Belén, Anton Salman. Ante la entrada de la basílica de la Natividad, el Patriarca Latino se reunió con los tres representantes de las comunidades cristianas que residen en la iglesia de Belén, según las reglas del Status Quo: el guardián de la fraternidad franciscana, fray Luis Enrique Segovia Marín, y dos representantes de las comunidades greco-ortodoxa y armenia respectivamente.

Con las Primeras Vísperas en la iglesia de Santa Catalina, comenzaron oficialmente las celebraciones navideñas y, para esta ocasión especial, el Patriarca Latino presidió la procesión diaria de la tarde que tiene lugar en la Gruta de la Natividad.

Después, fue tiempo de silencio hasta la misa de medianoche en la basílica de la Natividad, cuando campanas y cantos de júbilo anunciaron la alegría de la Navidad. Por primera vez, la celebración estuvo cerrada al público, pero una pequeña delegación de cristianos locales – en representación del clero, jóvenes y peregrinos – pudo participar, además de las autoridades políticas locales y los cónsules generales de España, Italia, Francia y Bélgica, las cuatro naciones que han apoyado históricamente a la Tierra Santa.

Mientras se celebraba la liturgia navideña en la iglesia de Santa Catalina, en la Gruta de la Natividad que se encuentra debajo, a medianoche, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, presidió una breve misa.  De hecho, es tradición que desde medianoche hasta las cuatro de la tarde de Navidad se celebren misas en pequeños grupos cada cuarenta minutos, como una alabanza constante en el lugar del nacimiento del Salvador.

“En mi primera misa de Navidad como Patriarca, no quiero acompasar mi voz a la de aquellos que saben describir bien la noche – dijo en su homilía monseñor Pizzaballa, refiriéndose al difícil momento que está viviendo el mundo debido a la pandemia –. Debo, y quiero, dar voz a la profecía, hacerme eco del Evangelio, comunicaros la gracia de esta hora.  Nos ha nacido un niño, se nos ha dado un Hijo: esta es la certeza de los cristianos.  La noche, cualquier noche, no es la última palabra sobre nuestra historia y la de la humanidad”.  El Patriarca Latino recordó que la vida que empezó en Belén venció a la muerte y nos permite esperar esa victoria que se sigue cumpliendo, incluso en este tiempo de sufrimiento. “En esta ciudad de Belén, él nació para hacerse alimento y bebida, enseñándonos que no hay salvación fuera del amor dado y recibido. Salvar al hombre es servirle: y nosotros nos salvaremos de esta y de todas las demás crisis y desgracias solo si hacemos del bien de todos nuestro interés supremo”. (Leer la homilía completa)

Acompañado en procesión por los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, el Patriarca Latino llevó en brazos una imagen del Niño para la última oración en la Gruta de la Natividad: allí mismo, hace dos mil años, Jesús fue dado a luz.

 

 

Beatrice Guarrera