Bonifacio VIII estableció la fecha de los jubileos cada 100 años. A raíz de una petición de los romanos al papa Clemente VI (1342), el periodo se redujo a 50 años. Con Pablo II, en el siglo XV, el periodo entre un jubileo y otro se redujo a 25 años. Desde entonces, los jubileos ordinarios se celebran con una periodicidad constante. Solo las guerras napoleónicas impidieron la celebración de los jubileos de 1800 y 1850.
La costumbre de convocar jubileos extraordinarios se remonta al siglo XVI. En el último siglo ha habido Años Santos por los 1900 y los 1950 años de la Redención (en 1933 y 1983 respectivamente). Juan Pablo II convocó un Año Santo Mariano en 1987; Benedicto XVI convocó el Año Paulino entre el 2008 y el 2009; el papa Francisco convocó el Jubileo de la Misericordia entre 2015 y 2016, 50 años después de la clausura del Concilio Vaticano II.