8 de diciembre: mantener el Misterio de la Fe en una conciencia pura | Custodia Terrae Sanctae

8 de diciembre: mantener el Misterio de la Fe en una conciencia pura


La Custodia de Tierra Santa ha celebrado la solemnidad de la Inmaculada Concepción de una manera especial. En la iglesia de San Salvador de Jerusalén, el 8 de diciembre fray Marlon Trinidad Méndez Pavón recibió el regalo de la ordenación diaconal de manos de monseñor Leopoldo Girelli, delegado apostólico en Jerusalén.

Durante la homilía, monseñor Girelli explicó el paralelismo entre lo que iba a suceder y la fiesta celebrada. “María”, comentó mons.Girelli, “al hacerse sierva, expresa la conciencia de su lugar en la historia de la salvación”. El término griego “diaconía”, que significa “servicio”, identifica plenamente la puesta en práctica del Evangelio con la propia vida, dando testimonio de su estilo ya sea de forma privada u ofreciendo un servicio a la sociedad y a los individuos. “El diaconado”, continuó Girelli, “es el espejo de Aquel que no vino a ser servido sino a servir, y se vincula profundamente con la que se define como la esclava del Señor, sobre todo en este día que nos llama a rezar el Ave María”.

Asistió también el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que concelebró la santa misa tomando la palabra para presentar al diácono y confirmar su idoneidad a la luz de su recorrido personal. “Que este servicio”, le deseó el Custodio al final de la celebración eucarística, “se lleve a cabo con la conciencia de que es una oportunidad para madurar una vida conforme a Cristo servidor y a María, y que sea un ejercicio de diaconía para la Iglesia y en la Iglesia”.

Poco más de dos meses después de la emisión de los votos solemnes y tras su traslado al convento del Monte Nebo, el franciscano nicaragüense de 38 años recibió este don con alegría, compartiéndolo con sus amigos presentes, que le saludaron al terminar la celebración, durante el refrigerio que se sirvió en el vestíbulo de la curia custodial.
Fray Marlon declaró estar ligado desde siempre a la figura de la Virgen María, especialmente a la Inmaculada Concepción, la patrona de su país, por la que se celebra todos los años una gran fiesta la tarde del 7 de diciembre, llamada “La Gritería” – literalmente “el alboroto” – tradición exclusiva de la ciudad de León pero extendida después a todo el país en el siglo XVIII. “Siempre he vivido con la certeza de la protección materna de la Virgen – explicó fray Marlon -. Sin duda no alcanzaré el mismo nivel de generosidad y gratuidad de una figura como la Virgen, pero en mi pequeñez seguir haciendo siempre lo que pueda para estar al servicio”. Después de los años de estudio en Jerusalén, fray Marlon vive desde hace unos dos meses en el convento franciscano del Monte Nebo, donde regresará para realizar su servicio diaconal.

Giovanni Malaspina